viernes, 24 de abril de 2015

Impide la policía política asistencia al rezo de los viernes

El pasado viernes   la seguridad del estado no permitió   que el   señor Lázaro Fresneda Fernández, Abdul Raman en el Islam, asistiera  al servicio  de oración (El Salat) de su comunidad.
Denuncia Lázaro que estuvo   vigilado todo el día por los  militantes comunistas y  miembros de los Comité de Defensa de la Revolución de su cuadra, cumpliendo  órdenes de la seguridad.
“Frente a mi  casa, ubicada en el poblado  Alamar, municipio Habana del Este,  pusieron un altavoz con música revolucionaria”.
“He sido  amenazado, especialmente por mi relación de amistad   con la señora Bertha Soler,  líder de las   Damas de Blanco y su  esposo el expreso político Ángel Moya”.
“Soy un hombre de paz,  me relaciono con todo el mundo, especialmente con los que quieren el bienestar y la tranquilidad para mi país”.
“En el silencio mi casa cumplí con la oración,  eso nadie en este mundo puede impedirlo”.
El Salat, significa orar o bendecir, y se refiere a las oraciones que los musulmanes le ofrecen a Dios, Alá; y más comúnmente a las cinco oraciones diarias del Islam. Principalmente al  rezo de los viernes en la mezquita.
En Cuba no hay mezquitas, solamente  salas de oración, ubicadas en las viviendas de los creyentes. Estas tienen que estar  autorizadas por el gobierno.  

La oración es uno  de los cinco pilares del Islam dentro del sunismo, y una de las diez ramas de la religión dentro del chiismo. Como tal, es una obligación (fard) de cada musulmán. Realizar el salat es la mayor obligación, luego de la declaración de fe.

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente

El Miedo, un gas paralizante.

El jueves en la mañana   miembros  de  la  Unión Patriótica de Cuba, UNPACU  recibieron golpes y gritos de  las llamadas   Brigadas de Respuesta Rápida  ubicadas   en el capitalino Parque Central. 
En Santa Clara fue confirmada la gravedad del preso político Yuriet Pedroso, quien se mantiene por más de 50 días en huelga de hambre, internado en el hospital provincial Arnaldo Milián de la ciudad.
El  pasado domingo, luego de un acto de repudio que incluyó mordidas a una de las damas de blanco, confirman la tendencia creciente de aplicar el miedo como “gas paralizante” dentro de la sociedad cubana.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), denunció un repunte en los arrestos a opositores desde  en enero, pasando por 492 al cierre de febrero, alcanzando los 610  en marzo. Abril parece mantener la nefasta tendencia, de acuerdo a los reportes parciales conocidos.
Estamos ante la variante directa de ejecución del gas paralizante llamado miedo, hay otras más encubiertas, destinadas a una mayoría silenciosa incapaz  de dar un paso adelante cuando se trata de reclamar sus derechos pisoteados todos los días.
Los cubanos carecen de conocimientos, incluso sobre las leyes del estado socialista, esas que justamente violan y contra tales violaciones es posible establecer demandas. Nada, les parece que existe un poder superior, por encima de cualquier ley, capaz de aplastarlos sin reclamo alguno.
Tal poder es real, aunque cada día son más los dispuestos a retarlo, aludiendo simplemente al ordenamiento legal vigente que debiera ser respetado. El Mito creado durante decenios por las autoridades actúa en calidad de gas paralizante, es el Miedo.
La contradicción es evidente cuando Granma publica declaraciones como la de Gladys Bejerano, Contralora General de la República, al concluir la citada inspección general al Ministerio de Comercio Interior: “Hay que participar más, ser disciplinados no impide a cada cual decir su opinión, siempre que esté en sintonía  con  la revolución.”
Sin embargo la gente no se fía, “palabras son palabras”, así dice  un trabajador  del citado ministerio -yo no quiero perder mi puesto de trabajo, poco o mucho, aquí  lucho lo mío:”
Es la otra cara del Miedo, muchas personas, generalmente violando la ley, consiguen ingresos diarios extras, calculan escapar a los inspectores o al menos congeniar con ellos repartiendo ganancias, saben que de ser considerados contestones, casi igual a disidentes, no habrá clemencia.
Es difícil retar al gas paralizante, vapor mental entronizado durante medio siglo en el cerebro de los cubanos, por otra parte, muchos coinciden con las recientes declaraciones de Martha Beatriz Roque, hechas al portal web Diario de Cuba esta semana: “Puede concluirse que la Seguridad del Estado no cambia sus viejos métodos con los nuevos tiempos en la era Obama."
La violencia directa, selectiva, tiene un aliado poderoso, masivo, El Miedo que paraliza los justos reclamos de la sociedad.
  
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente.






viernes, 17 de abril de 2015

Damnificados no quieren mudarse para un albergue.

Un edificio de  la Habana Vieja está  en peligro de derrumbe,   pero  sus  inquilinos  se niegan abandonarlo.
Se trata de cinco  familias que viven en un primer piso de  la calle monte No 310. La  planta baja estuvo ocupada por una cafetería que cerró por las filtraciones del inmueble. En el lugar no hay corriente eléctrica ni gas de la calle.
Estas familias dicen que  la Dirección Municipal de la Vivienda les  mintió   hace dos años porque prometió darles vivienda. Ahora los quiere ubicar en el “Hotel Venus”, albergue  de la calle Zulueta 553 entre Monte y Corrales.
En la habitación No 6 vive Martha Domínguez con su esposo Ramiro y sus dos perros. Ellos  dicen que  prefieren que les caiga el edificio encima  antes de meterse en un albergue, porque todos están  hacinados de personas  con el mismo problema.
“Nuestro edificio se va a caer en cualquier momento. “Pero  no  nos vamos  para el “Venus”. “Prefiero que  me caiga arriba”. Dice Ramiro.
Por su parte el  arquitecto de la comunidad,  Julio Martínez Acosta explica  que   la  Habana Vieja   tiene  93 edificios con  una evaluación  “peligro de derrumbe”. Cifra que  considera  de muy  conservadora,  porque nunca se ha hecho una evaluación exacta de las viviendas del citado  municipio.

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente

miércoles, 15 de abril de 2015

Los viejos del capitolio nacional

Todas las mañanas un grupo de ancianos se sienta en las inmediaciones  del Capitolio Nacional,   para vender cigarrillos, café y  jabas  de nailon. Otros con una imagen de San Lázaro esperan por una obra de Caridad.
Miguel  Figueroa Álvarez de 77 años,  maestro de primaria  durante 28  años.  Una pensión de 300 pesos mensuales, pagando  60  por el  refrigerador que  compró  a plazos, dice: “Si no vendo jabas  mi vieja y yo nos morimos de hambre”.
“La semana pasada los inspectores  me pusieron 500 pesos de multa”. “No pienso pagarla, tendrán que meterme preso”. Comenta Pablo.
 Otra señora, Carmen María, vende los paquetes de café de su  cuota.  “Gracias a Dios,   no  tomo café,   vendo el de  la libreta y con el  dinero compro jabones”.
Julio un impedido físico, pone a  San Lázaro entre sus piernas encomendándose al santo. “Hay días buenos y días malos, dice Julio”. “Pero el viejo Lázaro siempre me ayuda”.
Las historias de Pablo, Carmen y Julio no son  únicas. Por toda la capital  se puede observar  a nuestros  ancianos  que pasan el día  ofertando lo poco que tienen. Ellos son el resultado de la crisis económica cubana.

No importa que en ello les vaya la salud de los pocos años que les quedan, lo más importante es que  tienen  que hacer algo para poder comer.

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente

viernes, 10 de abril de 2015

La Sociedad Secreta Abakuá “Los Masones de África”.

Es de uso entre los necios tener en poco las cosas grandes. Si no es suya la virtud, ni virtud les parece. “(Martí, Patria, 1 de abril de 1893)

Pasaron 122 años, aún queda viva la memoria martiana de Surí y Pascual, dos abakuás de Cayo Hueso, en la emigración, quiénes determinaron que sus “Juegos” aportaran dinero a la causa independentista en el llamado “Día de la Patria.”

Las palabras del Apóstol aluden al sesgo discriminatorio en que se tenía, y se tiene todavía, a la extendida sociedad secreta de los llamados Ñáñigos de Cuba, única de su tipo en el continente americano.

Poco se sabe de sus reglas internas, dado el carácter secreto hasta hoy conservado, mucho debe sumarse a su ejecutoria en torno a la independencia de Cuba.

Intentaron rescatar a los estudiantes de medicina días antes del horrendo crimen, muriendo cinco de ellos en el intento. No era de extrañar aunque recordando las citadas palabras martianas, el desconocimiento, la necedad, alcance a lo incrédulo. Pocos recuerdan que el “Plaza” (Líder de un Juego o agrupación), llamado Facundo de los Dolores Petit, admitió personas de diversos tonos raciales, inclusive españoles, en su Juramentación del Barrio de Jesús María en La Habana.

Basta con hombradía, fraternidad, alegría, laboriosidad, buen hijo, buen padre. Para ser hombre no hay que ser Abakuá, pero para ser Abakuá si hay que ser hombre.

De tal forma se expresaba en 1863 este precursor de la sociedad secreta que en la Acera del Louvre escoltó al Titan Maceo, protegiéndolo noche a noche de posibles atentados durante el año precursor de 1894.

De Martí el decir ajeno a cualquier forma discriminatoria, el reconocimiento de lo positivo junto al respeto por los demás ante la histórica decisión de los  Mokongos de Cayo Hueso:

Que la orden donara una cantidad que ayudase a engrosar los fondos de la guerra, porque ellos también quieren contribuir con algo al día de la patria. Fue unánime la aprobación, y se dijo mucho bueno, aunque no con mucho adorno, pero creo que con el mejor, porque hablaban con el corazón”.

El sabio cubano Don Fernando Ortiz agregó un capítulo de su esfuerzo descubriendo a Cuba cuando escribió su ensayo sobre los negros Ñáñigos.
Bien quedó entonces la frase de considerarlos Los Masones de África.

En Cuba actualmente se reconocen 123 Plantes, Juegos o Sellos, fundamentalmente en el occidente del país, de sus ancestros conservan los ritos ligados a la etnia Carabalí de Nigeria. Se mantienen independientes, rebeldes ante la injusticia y solidarios, de acuerdo a los antiguos cánones que vigilan los “plazas”.

En las sociedades secretas Abakuá sólo son admitidos hombres. Al indagar entre sus integrantes cuál es el concepto de Hombre, expresaron: "Hombre no es sólo aquél que no es homosexual, sino el que refleja la más pura dignidad del ser humano como laborioso, fraterno, alegre, rebelde ante la injusticia, cumplidor del código moral establecido por los antepasados formadores del Abakuá; es aquél que es buen padre, buen hijo, buen hermano y buen amigo"

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente 





El destino manifiesto de los mercenarios.

“Cuba denuncia presencia de mercenarios en los foros paralelos de la cumbre de Las Américas”. (Granma, 8 de abril)

De nuevo se propaga entre los cubanos el virus de los epítetos, en La Habana le llaman “cartelitos”, la variante crónica de esta enfermedad política se conoce como los mercenarios.
Se trata de San Benitos al más puro estilo inquisitorio español del siglo XIX, encasquetados sobre aquellos opositores al régimen que lograron llegar a Panamá. El periódico del PCC dice: “Integran una exigua “oposición” fabricada desde el extranjero, carente de toda legitimidad y decoro.”
La historia de Cuba nos acerca al destino manifiesto de los mercenarios:
Todo comenzó en abril de 1961, Playa Girón o Bahía de Cochinos, según desde donde se escriba la historia. Los invasores del plan Pluto se convirtieron en los primeros cubanos estigmatizados por la naciente revolución socialista con el epíteto de mercenarios.
Eran unos 1500, aunque la invasión fue financiada por la CIA, ellos no calificaban en la clásica interpretación del mercenarismo, una forma de reclutar soldados típica de la Grecia decadente del siglo IV antes de Cristo.
La Brigada 2506 fue arrasada por una avalancha de combatientes mientras esperaban el prometido apoyo aéreo de los Estados Unidos. Pelearon por ideales, no por una paga. Contrario a lo común para tales operaciones militares, tuvieron 115 bajas en tanto los defensores 176.
Desde entonces el “cartelito mercenarios” es un excelente Joker para la propaganda oficial en Cuba. Veamos otro caso:
Las Damas de Blanco recibieron el premio Sajárov del Parlamento europeo, institución con la cual negocia el gobierno cubano un acuerdo de cierta paz interior y renovadas relaciones económicas exteriores, imperiosa necesidad al sobrevivir de un socialismo experimental fracasado al que se pretende “actualizar”.
Estas mujeres desafían las calles habaneras, “propiedad de los revolucionarios”, armadas de flores. Son parte esencial de las detenciones masivas que el pasado mes se dispararon a más de 600 casos. De acuerdo al epíteto de curso son “mercenarias”.
En tanto, el gobierno cubano pagó el viaje, estancia y demás gastos en Panamá a cientos de personas, calificadas por ellos mismos, según Granma: “Representantes de Cuba en los Foros Paralelos de la Cumbre de las Américas.”
El colmo llegó con las declaraciones de Liaena Hernández Martínez, Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), quien aseguró ser representante de una ONG.
¿La FMC es no gubernamental? Liaena omite deliberadamente el artículo #5 de la constitución vigente en el país desde 1976:” El Partido Comunista de Cuba,  es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.”
Por las claras, la FMC está bajo la dirección, control y financiamiento del binomio Partido-Estado, no es, ni en nuestro país se permite organización no gubernamental alguna. El San Benito en boga es buen sombrero para los autodenominados “representantes de Cuba en los Foros Paralelos de la Cumbre de las Américas.”
Es difícil escapar al destino manifiesto de los mercenarios.

 Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente




miércoles, 8 de abril de 2015

Crónica de una estúpida guerra contra los monumentos.

La noticia viene del Parque Central, un diario concurrente a la habitual peña deportiva, dejando a un lado el Play Off de la Pelota nacional, anunció a gritos: ¡Están restaurando el águila del Maine, dicen que volverá a su lugar muy pronto!
De  ser verdad, estaríamos ante la última acción de un prolongado combate, tan sordo como el diálogo sobre derechos humanos que acaban de protagonizar en Washington los delegados  de Cuba y los Estados Unidos.
La guerra contra las estatuas se traduce en un combate sordo de medio siglo intentando tergiversar el pasado. El Mayor General José Miguel Gómez fue derribado de su pedestal en la Avenida de los Presidentes, tirando en un rincón y luego vuelto a colocar en su sitio.
Hay casos extremos, como la puerta de hierro que cierra la verja alrededor de la ceiba del Parque de la Fraternidad Americana, allí aplicaron una antorcha de acetileno, borrando el nombre del Presidente Machado, promotor de numerosas construcciones que embellecieron la ciudad, entre otras el Capitolio y el remozamiento del Prado.
Al titán Maceo le tuvieron enclaustrado injustamente durante varios años, lejos del libre tránsito de sus admiradores, rodeado de altos muros de hierro y cemento, en su extensa área monumental junto al Malecón. Semejante a un recinto militar, la entrada contaba con garita de control y vigilantes. Felizmente era demasiado y terminaron por tumbar las cercas. De paso, valdría la pena contabilizar los gastos de la insensata operación.
Otras esculturas permanecen de milagro en sus añejos pedestales, esperando resucitar algún día. Supervielle parece molestarse en su reconocida probidad, contra muchos de los clientes que derrochan pesos convertibles en el cercano supermercado Harris Brothers. ¡Vaya usted a saber cómo llenaron sus bolsillos!
Un reciente documental titulado “Nacidos en el 59”, circula clandestinamente a través de las memorias USB, el llamado “internet popular”. Los protagonistas se definen a sí mismos con la frase Somos la generación del cambia cambia.
Al menos no han tocado a nuestro Martí de blanco mármol, con la mano extendida y el dedo acusador en el Parque Central de la noticia. Cerca, desde lo alto de la torre Art Decó Bacardí, el orgulloso murciélago de una marca emblema de la nación, espera aletear de nuevo.
No es de extrañar entonces, el regreso del águila herida de los Versos Sencillos del Apóstol, derribada a mandarria limpia por el Comandante Camilo Cienfuegos. ¿Aparecerá nuevamente el querido barbudo del sombrero alón?


 Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente

Esplendor y degeneración del Art Decó en La Habana.

El devenir del Art Decó habanero comenzó en 1930 con la inauguración del edificio Bacardí y, al parecer, el panorama actual dice que allí mismo se detuvo este suceso cultural, tanto como el ostracismo permanente de la emblemática marca cubana, tan importante para nosotros como la Coca Cola para los norteamericanos.
Algunos detalles de aquel entonces asombrarían al capitalino de hoy: Terminado en menos de 300 días, ostentó el mérito de ser el edificio más alto de la ciudad, aunque pronto superado por la cúpula del majestuoso Capitolio. Los Bacardí emplearon ingenio y dinero: mármoles de seis países europeos, granito rojo de Baviera y una inmensidad de azulejos catalanes.
Hoy en día es difícil para los turistas evitar la parada frente al vigilante murciélago en lo alto, gastando megabytes de registros digitales, foto tras foto. Sin embargo, el Art Decó cubano tiene otros rostros, no tan bellos como esta inmobiliaria estatal, remozada con el apoyo de una bien interesada firma italiana.
Muy cerca, en la calle Prado, se nos viene encima el cine Fausto, tan infortunado como el célebre personaje de Goethe. En Cuba a casi todas las salas cinematográficas les cayó encima la maldición de Mefisto, coincidencia de los años treinta, cuando floreció el cine, exhiben hacia el exterior los rasgos del Art Decó, tal vez una prevista maldición mirando al futuro.
El Cine Cuba de la calle Reina (Simón Bolívar), anda peor que el mencionado Fausto, en cualquier momento se viene abajo, aportando a la ciudad otra enormidad de polvo y escombros, epidemia incontrolable hasta hoy.
Otros casos consiguieron una suerte a medias entre la ineludible abominación diabólica que nos persigue y quizás las ventajas del pacto temporal con Satanás: Son los casos, por ejemplo, de Almacenes Ultra, también en la calle Reina, y las salas teatro Jigüe y América, una al lado de la otra, formando parte de un edificio del mencionado estilo decorativo ubicado en la calzada de Galiano, oficialmente llamada Avenida de Italia.
De la desgracia no se salvan los vecinos por encima del primer piso y el mezzanine, sus vetustos apartamentos quedaron a merced de “cuánto tienes, cuanto vales”, aunque los problemas macro, es decir, estructurales, afectan a todos por igual.
La planta baja resulta todo lo contario en tales casos, concebida para uso comercial, algo común en el ámbito urbano de cualquier ciudad, fue totalmente reconstruida; no faltan los acrílicos y tampoco los lumínicos. En estos sitios mandan los dólares-digo-, tratándose de Cuba los pesos convertibles.
Hay casos especiales cuando de esta arquitectura se trata, originada en la monumentalidad del mundo entre guerras, cuando la humanidad adoraba a Einstein, aplaudiendo el triunfo de la ciencia y la técnica sobre la naturaleza. Me refiero a estructuras como la ocupada por el Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social, conservada mientras dure la paranoia iniciada hace 56 años.
No es igual suerte la del Hospital de Maternidad América Arias, otra joya Art Decó, esperando una reparación capital y, de paso, la justa remembranza de quien fuera un ejemplo de mujer, desde la manigua mambisa hasta el palacio presidencial.
Tales son los avatares del Art Decó en La Habana, por ahora la mayoría de los guías turísticos, oficiales o improvisados, se quedan con la parada frente al Edificio Bacardí. La arquitectura, sin depender de los estilos, tiene su propio mensaje, sentenciado por el modernista Gaudí cuando dijo:
”La belleza es el resplandor de la verdad, y como que el arte es belleza, sin verdad no hay arte”.

  
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente