El sábado pasado,
22 de octubre, se reunieron en el 5910 SW 8 ST de Miami unos trescientos
periodistas, mayoría cubanos, celebrando el Día Nacional del Periodismo Libre
en Cuba. Ni siquiera la prensa independiente de nuestro país conoce de la
fecha, sus orígenes, menos aún la gente de la calle para quienes trabajamos.
Jesús Díaz
Martínez, Vice decano del Colegio Nacional de Periodistas Cubanos—Exilio—, declaró
desde La Florida al entrevistador Vicente Morín Aguado: “Nuestra organización
se creó en 1962, reivindicamos un decreto presidencial de 1943, advocando el 24
de octubre de 1790, cuando dio a luz el Papel Periódico de La Havana, si amigo,
con UVE lo escribieron entonces, primera prensa periódica de nuestro país.”
Hurgando en la
historia, aquel tabloide semanal, luego sería jueves y domingo, quedó muy
pronto bajo los auspicios de la Sociedad Económica de Amigos del País, era un
periódico mitad oficialista, mitad comunitario, publicaba los decretos
gubernamentales a la par que anunciaba pérdidas y hallazgos, compras y ventas,
intercambios entre los suscriptores, así como recaudó fondos para crear la primera
biblioteca pública de la nación.
El veterano colega
Jesús nos regresa a la actualidad: “No reconocemos gobierno alguno en Cuba, es
una dictadura. Somos solidarios, desde todas las formas posibles, con los
informadores que en nuestra patria enfrentan hoy la represión.”
La pregunta
obligada: ¿Ante el desafío de una prensa
libre, los represores argumentan
injerencia en los asuntos internos del país, ataque a la soberanía,
especialmente por parte de los Estados Unidos?—: “Se trata simplemente de
una violación total de derechos humanos fundamentales, universales, la libertad
de expresión y asociación— ratifica el entrevistado.”
En nuestra
sociedad arrecia la represión, recientemente fueron detenidos jóvenes del
proyecto Periodismo de Barrio, cuando se dirigían a Baracoa, intentando
reportar la realidad tras el paso devastador del huracán Mathew.
Desde La Habana se
denunció la prohibición de viajar a Colombia a otros cuatro periodistas, con
visado legal, invitados por el Centro de Estudios de Derechos, radicado en
Bogotá. Autoridades del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) trasmitieron
personalmente la negativa a cada uno de ellos, argumentando que se hacía luego
de que participaran en un mitin pro la candidatura de Donald Trump en el Parque
La Normal de La Habana.
En Villa Clara y Holguín hay profesionales de la información laborando en
medios estatales, exigiendo su derecho a colaborar en sitios de internet, algo
normal en cualquier parte del mundo.
Esta semana se
conoció la sentencia de un tribunal expulsando definitivamente de su trabajo al
periodista holguinero que publicó las polémicas declaraciones de Karina Marrón,
subdirectora de Granma, durante el último Congreso de la Unión de Periodistas
de Cuba (UPEC).
El último
escándalo relacionado con el oficialismo menciona a Susana Gómez Bugallo, quien
esperó 14 días por el “permiso” para un reportaje rutinario en la heladería
Coppelia, siendo finalmente burlada por la burocracia.
De visita en Cuba
acompañando la histórica presencia de Obama, John Lee Anderson, por cierto, de
filiación comunista, escribió al respecto: “el reto realmente es para Cuba, no
para Estados Unidos. La problemática del periodismo del Partido Comunista de
Cuba (PCC) es cómo está asumiendo el reto.”
En La Habana
prevalece el miedo, la gente opina pero no da la cara, rehúsan identificarse. Casi
todos reconocen la valía del periodismo independiente, no se pierden a María
Celeste Al Rojo Vivo, olvidando de paso el severo apotegma martiano:
“El que vive de la infamia, o la codea en paz, es un infame. Abstenerse de
ella no basta: se ha de pelear contra ella. Ver en calma un crimen, es
cometerlo”.
Por Mario Hechavarria Driggs
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