jueves, 19 de abril de 2018

El nuevo presidente y la unificación monetaria, un tema caliente para todos los cubanos.


Electo Miguel Díaz Canel Bermúdez, como  Presidente del  Consejo de Estado y de Ministros.  El  nuevo  Jefe de Estado tendrá entre sus retos, iniciar el proceso de unificación monetaria,  ante la mirada vigilante de Raúl Castro y demás jerarcas históricos del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC).  
Se advierte lo inevitable de los desajustes que pronto vendrán: ¿cuáles son los costos tan relevantes que exige la impostergable decisión económica?
 La más polémica de las medidas que se espera del gobierno, implica una reforma económica amplia, cuya ejecución parece escapar a la voluntad política de quiénes lideran el país por ellos hecho, tal y como mal funciona hoy. Estos líderes jamás han reconocido la magnitud de sus errores—nos circunscribimos a los económicos—, por tanto, poco puede esperarse de ellos al abordar este asunto esencial.
 Rogelio Torras y Juan Ferrán, autores de un extenso ensayo titulado “Engañoso Caballero Don Dinero” alertan:
¿Por qué preocuparse tanto por el posible incremento futuro de los precios de los alimentos como consecuencia de una devaluación, si primero no se resuelve la incapacidad que existe hoy para poner a producir el 56% de la tierra agrícola que no se cultiva?
Lo mismo puede afirmarse para el sistema empresarial estatal, solamente en La Habana se calcula entre un 38-40 % de entidades que desaparecerían por ser ineficientes al aplicarse la devaluación inevitable de la actual tasa de cambio de 1/1 entre la moneda nacional y el dólar estadounidense. Debe sumarse que casi un 60% de las entidades inspeccionadas durante los últimos años fueron calificadas por las auditorías de “Deficiente” o “Mal”.
 ¿Qué representa la devaluación? Juan Triana adelanta: “La magnitud de la devaluación es decisiva, porque definitivamente devaluación habrá, ya que se expresa de facto en el alza actual de precios.” (Citado por Pilar Montes en Havanatimes.org)
 Vale advertir que la economía carece de sentimientos, sencillamente si los precios suben a valores inusitados, ejemplo, la carne de cerdo deshuesada a 4 USD equivalentes el Kilo, de hecho la moneda en manos de la población vale menos. Al protestar por los altos precios, los clientes muestran la insuficiencia de sus ingresos, factor en buena medida determinado por la sobre evaluación monetaria actual.
 Para quienes dependen únicamente de los exiguos salarios estatales, bajar el Peso Convertible (CUC) frente a la moneda nacional (CUP), esta última el dinero del futuro,  afectaría sobremanera a la economía nacional:
“Actuar con prudencia y ser muy cuidadosos al aplicar en estos momentos cualquier modificación en el caso de las tasas de las CADECAS, para no contribuir a crear un ambiente de dudas e incomprensión en la población que pueda añadir factores que afecten los ingresos por remesas y por turismo ya amenazados por las medidas de Trump”. (Humberto Pérez, blog  ECT)
Se trata de unos 5 millones de turistas desencantados si la moneda única resultante es sobrevaluada, afectando su poder de compra. Lo mismo se aplica a un porcentaje superior a la mitad de los nacionales, agradecidos del capitalismo aquí no aplicado, cuyas remesas se calcularon en más de 3 mil millones de dólares al cierre de 2017.
Solamente las tiendas recaudadoras de divisas absorben con su monopolio unos 1500 millones de tales dólares cada año. Si sumamos los ingresos por exportar fuerza de trabajo calificada tenemos el grueso de lo que varios expertos llaman ingresos invisibles que “con su 70% de participación en la balanza de pagos, constituyen la gallina de los huevos de oro del comercio exterior.” (Torras y Ferrán, Ibídem)
Puede resumirse que, de un lado, el segmento estatal mayoritario enfrentará una obligada devaluación, en tanto al aplicar tasas unificadoras sobre el mercado al servicio de la población varios expertos coinciden en proponer la libre fluctuación de la tasa actual, dejando a la relación oferta-demanda el camino libre. De hecho, la unificación pasará por una etapa que el economista Jorge Barrera propone de dos años mínimos, para ir gradualmente a la tasa única final.
Desde el “Día D” hasta el anhelado final, hay quienes se arriesgan a proponer números:
1-Varios expertos, entre ellos Humberto Pérez, sugieren un 15/1, acortando la relación entre los vigentes CUP y CUC.
2-Ferrán y Torras optan por la explicada doble segmentación con la alternativa de dejar flotar libremente la tasa CADECA. En cuanto a la empresarial, partir de un arbitrario 5/1 modificable gradualmente según se comporte la economía.
3-Otros, ejemplo Barreras, señalan acercarse al 25/1 sin una normativa.       
¿Consecuencias? Un cambio abrupto afectaría al sistema en su conjunto: subsidios, impuestos, créditos, control bancario, asignación de recursos, poder de compra, comercio exterior, turismo, ingresos en divisas, etc. Es necesaria una descompresión, un tiempo para ajustar actividades. (ECT, ibídem)
 Se trata de cambiar resueltamente el estado de cosas que determinó la absurda permanencia de la dualidad monetaria. Nunca antes están nuestros gobernantes tan obligados a cumplir el enunciado fidelista de “cambiar todo lo que deba ser cambiado.”
Esperando el momento de las definiciones se imponen la siguiente reflexión:
 Mientras no se resuelva esta distorsión, la asignación de recursos no será eficiente, la base material del poder político de los trabajadores será dilapidada, el crecimiento económico se mantendrá por debajo de su potencial, y el desarrollo no cristalizará. (ECT, febrero de 2018.)
NOTA: Los economistas citados más otros estudiados son; Humberto Pérez, Joaquín Benavides, Luis Marcelo Yera, Fidel Vascós, Pedro Monreal, Juan Triana, Rogelio Torras, Juan Ferrán y Jorge Barreras. (Fichas personales en ECT) El No. 10, Pável Vidal, puede chequearse en Cubaposible y Palabra Nueva.

 Por Mario Hechavarria Driggs
        teléfono:  53 5 3026064
        email: mayombe61@gmail.com


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