Las últimas noticias en la
capital cubana muestran la inusitada apertura de la crónica roja en los medios
estatales de difusión, dada la repercusión social de actos de violencia capaces
de generar un Thriller como el famoso “A Sangre Fría”, de Truman Capote, uno de
los fundadores del llamado Nuevo Periodismo.
Hechos como el
asesinato múltiple donde un joven mató a martillazos a un niño de diez
años, a su amante de cuarenta y nueve, además de una señora mayor de sesenta convulsionó a los
capitalinos. Luego nos enteramos que una muchacha fue apuñaleada en la calle a plena luz del día. Y el lunes pasado la policía encontró una
jabita de nylon con restos humanos en el
parque ¨ La Maestranza¨ de la muy turística Habana Vieja.
Vivimos de susto en susto, hay violencia y criminalidad en las calles. Poner
rejas en ventanas y puertas es hoy un jugoso negocio. Un detalle significativo
es ver rejas en apartamentos
correspondientes a los pisos altos de cualquier edificio capitalino. La gente
tiene miedo y no se fía ni siquiera de la altura si de ladrones o asaltantes se
trata.
El absurdo llegó a los parques,
la reconstrucción del emblemático parque Maceo junto al Malecón habanero,
incluyó rejas altas y custodios armados, con un puesto de mando en la entrada,
imitando una auténtica unidad militar, lejos de la original concepción de un
área verde de libre acceso, pulmón citadino sin condiciones previas para los
ciudadanos.
La cocaína y
la marihuana se pueden comprar en
cualquier barrio. Es frecuente
que la brigada antidroga tenga que intervenir
en algún centro nocturno. Y por las noches
falta el transporte público, los dueños de viejos coches americanos se niegan a
montar a grupos de jóvenes porque saben
que no les van a pagar y posiblemente los asalten.
Muchos obvian la popular
costumbre de irse a la playa o disfrutar
de los carnavales por temor a una bronca
tumultuaria, muy común en esos lugares. Y
para el colmo, se habla de pandillas de homosexuales y transexuales que utilizan jeringuillas con sangre
contaminada de VIH en sus peleas callejeras.
Si vamos al fondo de tanto
miedo y tanta violencia, siempre salen a flote las frustraciones de un sistema económico que es un desastre, sin
esperanza cierta de encontrar un camino
diferente.
Se ha impuesto en la sociedad cubana
el ¡sálvese quien pueda!.
Auguro un éxito permanente a la crónica roja
de nuestros periódicos.
Por Mario Hechavarria Driggs,
periodista independiente
No hay comentarios:
Publicar un comentario