miércoles, 28 de septiembre de 2016

La Virgen de la Merced salió esta vez a las calles.

La noticia de este 24 de septiembre, onomástico de la Virgen de la Merced es que al menos las autoridades gubernamentales permitieron la salida a las calles de su blanca imagen inmaculada, seguida por miles de fieles desde la Iglesia que lleva su nombre en la Habana Vieja.
El suceso no ocurría desde hace décadas, antes solamente lo permitieron a Nuestra Señora de La Caridad, Patrona de Cuba, prohibiendolo recientemente cuando los devotos quisieron llevar en procesión  a la madre negra de Cristo, adorada en el país bajo la advocación de La Virgen de Regla, identificada como Yemayá dentro  la religión Afrocubana.
Era notoria la abultada presencia de policías, junto a miembros de la seguridad del estado,  listos ante cualquier manifestación presumiblemente opositora al gobierno.
 En particular la Virgen de la Merced es también Patrona de Barcelona España,  suele identificarse entre los cubanos en su calidad de protectora de los presos  y  demás personas reprimidas autoritariamente.
La Iglesia de La Merced califica  joya de la ciudad dadas sus decoraciones pictóricas, donde sobresalen figuras ilustres de la plástica nacional: Esteban Chartrand, los hermanos Petit y Leopoldo Romañach entre otros, además de una impresionante iluminación,  así como de un altar y un retablo ricamente decorados.
Los fieles no podían definirse a primera vista en su condición de católicos o creyentes de la santería. No faltaron mendicantes, además de una pléyade de vendedores—estatales o cuentapropistas—, ofreciendo velas, flores,  alimentos ligeros y hasta agua para beber a las miles de personas en tránsito permanente.
Un joven seminarista católico, auxiliando a los diáconos ante largas filas esperando la bendición, recordó el clamor de sus compañeros de estudio un año atrás ante el Papa Francisco  de visita en La Habana:
"Lo que nos une es la esperanza de un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea un hogar que acoge a todos sus hijos piensen como piensen y estén donde estén".

Por Mario Hechavarria Driggs


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