En las últimas semanas
la sociedad habanera fue sacudida por acontecimientos escandalosos en términos
de sexo y nudismo. Los hechos se comentan de boca en boca, contando con el
habitual silencio de la prensa oficial, circunstancia capaz de magnificarlos al
carecer de una versión creíble de los sucesos.
La Playa de Guanabo, al
este de la capital, ofreció un inusual
espectáculo donde se combinaron el hip hop y las chicas desnudas, “moviendo la
colita”, al decir de los cantantes que animaban sus eróticos bailes en el
escenario. Calor, ron, incitación a la desnudez y deseos reprimidos se unieron,
provocando una competencia avalada por los aplausos, en torno a cuál de las
muchachas lo hacía mejor, calificando de
paso la prominencia de sus “colas”.
Por supuesto, la
policía intervino, sin conocer hasta ahora los resultados de su actuación pues
en tales casos, ni siquiera la prensa comunista tiene capacidad para exigir
respuestas, deberá esperar por un “comunicado oficial” si el caso lo amerita, a
juicio de las autoridades
El camino hacia el
striptease continuó de forma extrema en sus reclamos, cuando en el Café
Cantante Delirio Habanero, sitio exclusivo dentro del Teatro Nacional de Cuba,
una bailarina se desnudó ante el público, provocando la subida a escena de un
presunto espectador, quien terminó el acto con la realización de maniobras
sexuales conjuntas.
Remarco que la
instalación de referencia está ubicada en una de las esquinas correspondientes
a la emblemática Plaza de la Revolución, donde concurren los edificios principales en cuanto a la administración y
gobierno de la nación.
No son casos aislados,
se sabe por la Vox Populi de muchos más, tal vez con menor repercusión por
realizarse en áreas periféricas de la ciudad o con una escasa presencia de público,
entre otras posibles razones.
Sin embargo, meses
atrás el tema del sexo en vivo en los
espectáculos alcanzó al muy popular y céntrico Salón Rojo del Hotel Capri,
determinando severas sanciones para el personal de la instalación.
Por cierto, el Hotel
Capri, construido durante el gobierno de
Batista y con dinero de los yanquis, era
famoso en los años cincuenta del pasado siglo por actos extremos en cuanto al exhibicionismo
de carácter erótico, según nos cuentan reconocidos cronistas de la vida
republicana.
Tal vez el toque de
diana fue años atrás cuando la orquesta, La Charanga Habanera, ofrecía su
aplaudida espectacularidad ante miles de bailadores junto al Malecón, acto que
terminó en bochorno y ácidas críticas, debido a las poses exhibicionistas de
algunos de sus músicos, rayando igualmente en el tema sexual.
El líder histórico
Fidel Castro ha reiterado que el destino Cuba para los turistas se caracteriza
por la seguridad y la total ausencia de los vicios que hoy carcomen al mundo
capitalista.
Sin embargo, las
perversiones pugnan con determinado
éxito su nueva presencia en el país. Aunque calladas por los medios oficiales,
conocíamos de la prostitución, las drogas y la violencia, ahora sumamos los
espectáculos eróticos y la pornografía, al estilo de la famosa Sala Bagdad de
Barcelona.
No se trata del
striptease, baile erótico generalmente reconocido en la mayor parte del mundo,
sin considerarlo de por sí algo obsceno. Aquí se trata de extremos que muestran siempre
la rebelión propia de las ansiedades reprimidas, esas que no pueden expresarse
libremente porque el poder de los represores es prácticamente absoluto.
Lo oculto son otras insatisfacciones
más serias, vinculadas con la realidad económica y política, imposibles de
discutir abiertamente. La juventud no cree en la mayoría de sus padres,
atrincherados en la defensa de un proyecto evidentemente en bancarrota. Los que
pueden, escapan del país, los que no pueden, deciden divertirse de las formas
más escandalosas posibles.
No dudo que el actual
gobierno, reconocido por su capacidad de maniobra eliminando añejas y absurdas
prohibiciones, termine por abrir una válvula más, intentado aliviar la
creciente presión interna y termine autorizando los espectáculos de
striptease en Cuba.
por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente
Mario, quiero aclara una cosa que alguien te dijo sobre "El Salon Rojo" de los años 50 los cuales yo viví y frecuente todos esos lugares nocturnos. Quiero aclara esto porque tu no habías ni nacido. El Salón Rojo era donde estaba el casino y no había nada erotico a no ser que alguien encontrará erótico jugar a la ruleta o al pokar. En el cabaret lo único que ponían eran shows con coristas en bikinis y plumas en la cabeza junto con cantantes. En otras palabras el cabaret Capri sigue poniéndo lo mismo que se puso en ese escenario hace más de 55 años, lo cual es casi imposible de entender. Esos shows son como dinosaurios porque están fuera de estilo desde hace decenas de años. Creo que en Las Vegas hay un show de esos en un hotel de mala muerte, si no lo quitaron ya.
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