miércoles, 20 de agosto de 2014

Los perros de la calle

Hace unos días  se  publicó en el diario  Juventud  Rebelde   una carta enviada por un lector, donde se quejaba abochornado de la presencia de mendigos en la calles. Yo creo que es la primera vez que se toca este tema en la prensa nacional, debo felicitar a este lector por la audacia que tuvo de llevar a la palestra pública un tema tan controvertido como este.
La presencia de mendigos en las vías más céntricas de la capital ante los ojos de los turistas extranjeros, es algo inaudito, ya que este fenómeno no corresponde a las acciones que realiza el estado en materia de seguridad social y que los mismos son una caterva de vagos que no son capaces de ganarse el sustento con su trabajo”.
Más adelante en su escrito  propone que por la intervención de los organismos pertinentes (la policía) sean recogidos e internados en la “Colonia” centro Sanitario del Hospital Psiquiátrico de la Habana, más conocido como “Mazorra”.
Comienzo aclarar que la mendicidad no es la indigencia en sí, sino una manera de manifestarse ya que el estado de indigencia solo se manifiesta ante un desamparo total, tanto social como familiar, muchos indigentes cubanos no practican la mendicidad, si no que su precario sustento para subsistir lo encuentran en otras fuentes alternativas, siendo una de ellas los artículos que encuentran en los contenedores de basura, la venta de periódicos, recogidas de latas vacías de cerveza, refrescos, o alguna materia prima, como se ve no todos los indigentes son vagos.
La medida que proponen en el periódico Juventud Rebelde, de que a estas personas hay que darle el mismo tratamiento que realiza el departamento de Zoonosis recogiendo a los perros vagabundos de la calle es indignante. Se pone como argumento que este fenómeno afecta la vista del honorable turista que nos honra con su visita y sobre todo con su dinero, es humillante.
La indigencia en Cuba no pude enfrentarse mediante planes de “contención o de recogidas”, si no con la participación y la solidaridad ciudadana, buscar la responsabilidad familiar y sus obligaciones, y sobre todo la voluntad del gobierno para atender y ayudar a estas personas, ofreciéndoles la oportunidad de tener una vida sana y decorosa.


Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente 

No hay comentarios:

Publicar un comentario