“Los
regímenes comunistas son una forma de guerra civil latente entre el gobierno y
el pueblo. (Milovan Djilás, La Nueva Clase, 1957)
Todavía
resuenan los ecos de la soberana paliza política propinada por Obama a Raúl en
su propio patio, sin embargo, otras palizas, rejas de por medio, acompañan a
quiénes retan semana tras semana al autoritarismo vigente en Cuba.
Los
medios de comunicación oficiales no cesan en su empeño por minimizar la repercusión
del brillante discurso del presidente norteamericano, incluso, Fidel Castro
sacó la cara por su hermano menor, publicando una larga “reflexión”, donde,
luego de un rosario de reclamos históricos, terminó asegurando:
“Advierto
además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales
que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo.”
¿Acaso
el Comandante de todos los comandantes, devenido en obstinado investigador de la
producción agroalimentaria, nos tiene reservado un milagro? Sugerimos que no
sea al estilo de las súper vacas F-4, el Cordón de La Habana o la Zafra de los
10 Millones.
Queda
latente qué hará el actual presidente cubano con los presos políticos que
prometió liberar de inmediato, una vez conocidos sus nombres. Mientras, se
imponen los arrestos temporales. Habría que preguntarles a las Damas de Blanco
el total de horas sufridas en prisión durante el pasado año, sumarían un
registro Guiness nunca antes asentado en el célebre libro.
Cuando
aún Obama no había abordado el avión, el
Foro Cubano por los Derechos y Libertades insistió al reclamar:
“Cese inmediato de la represión contra todo cubano que
defienda sus derechos y libertades fundamentales. Amnistía para los presos
políticos. Ratificación y monitoreo sobre la implementación de los Pactos de
DDHH de Naciones Unidas.”
A la vez, el foro advertía que: “Si las sugerencias
previas son ignoradas, la visita del presidente norteamericano servirá solo
para consolidar al régimen totalitario y no para empoderar a los actores pro democráticos.”
El
reclamo es moralmente justo, la contradicción asoma cuando se exige plantearlo
como parte de las negociaciones directas entre los dos gobiernos. Si la 10ma
administración norteamericana en tiempos de revolución, decidió abandonar la
política de presiones y tender La Rosa Blanca de Martí, queda fuera de lugar
reiterar un método político que durante medio siglo no aportó hacia el interior
del país frutos reconocidos.
Así
lo aseguró Obama durante su intervención en la Sala García Lorca: “Fui muy
claro, los Estados Unidos no tienen la capacidad ni la intención de imponer
cambios en Cuba, los cambios dependen del pueblo cubano.”
Lo
esencial de la actual situación interna atañe al origen del sistema totalitario
imperante, premisa para comprender el fracaso de la anterior política de EE.UU:
Los
barbudos derrotaron a Batista apelando a la consigna legítima de restaurar La Constitución
de 1940. Con rapidez, Fidel Castro utilizó el poder originado para crear un
aparato de gobierno que terminó institucionalizado en el binomio partido
único-estado, llamado socialista.
Al
paso de los primeros años, vencida la resistencia inicial- violenta-, al
proceso de matiz comunista, se perfeccionaron los órganos represivos. Sus
acciones adquirieron un carácter selectivo.
Se
instauró el miedo, propaganda de por medio, aseverando hasta nuestros días la
infalibilidad de los órganos policiales,
creando en los ciudadanos un sentimiento de impotencia que conduce a la evasión
como única salida posible. El resultado es la fuga a cualquier precio. El miedo
paraliza. En Silencio se admira a los disidentes, en público son denostados.
La
modalidad es que no se apela al ejercicio masivo de la represión violenta. El
totalitarismo instauró mecanismos más eficaces: monopolio absoluto sobre el
sistema educacional, los medios de comunicación, la difusión del arte, empleos,
salarios y, hasta la libre circulación de personas dentro y fuera del país.
Se
trata precisamente de atacar esos monopolios, erosionarlos, paso necesario
hacia la plena vigencia de las tan reclamadas libertades.
Este
22 de marzo, el presidente de los Estados Unidos exclamó ante la presencia de
su par cubano: “El estado de derecho no debería incluir detenciones arbitrarias
para aquellas personas que ejerciten sus derechos.”
Aplausos
pero, Obama no manda en Cuba, sería ingenuo pedirle protección ante los
desmanes de las autoridades locales. Nos queda el legado de Antonio Maceo,
quien 120 años atrás escribió: “Mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de
ejercitarlos.”
Todos los que se atreven a ejercitar sus
derechos sin pedir permiso, muestran el
camino, porque la guerra civil latente entre pueblo y gobierno continuará.
Ante la complacencia y el miedo queda el
alerta del paladín de la No violencia, reverendo Martin Luther King:
“El tiempo funciona como aliado de
las fuerzas primitivas del estancamiento social. De modo que debemos ayudar al
tiempo y darnos cuenta de que siempre es el momento adecuado para hacer lo
correcto.”
Por Mario Hechavarria Driggs
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