Una turista alemana trepó por el asta de la bandera del capitalino
Parque Central, para tomarse unas fotos en
la tarde del lunes 20 de febrero.
Ya es una costumbre
ver que en el histórico lugar, se cometan
todo tipos de indisciplinas contra los símbolos patrios. Esta vez le
toco a una extranjera, que según dicen
estaba bajo los efectos del alcohol.
Hasta hace poco aquí se
realizaban bailables, los jueves
en la tarde, y era muy normal ver a las parejas bailar en la base del monumento del Apóstol
José Martí.
A principios de año
una pareja de lesbianas, no cubanas,
mostraban su amor, besándose a
los pies del monumento, en presencia del custodio del parque, que lo único que
dijo, es que eso ya estaba permitido.
Ahora los que van a conectarse a la red WiFi, se
sientan en la base del monumento,
porque aseguran que te conectas más rápido. La policía no se
toma el trabajo en regañarlos.
Un miembro de la peña
deportiva, el ingeniero Alfredo Morales, ofrece
su opinión, porque según él, la
sociedad ha perdido sus valores.
“En los 72 años que
tengo de vida, no pensé que este parque
se convirtiera en un relajo. Entiendo el comportamiento de los extranjeros,
pero que los cubanos tiremos a Martí a mierda, eso no lo entiendo. En la república varios marines yanquis borrachos se subieron en la estatua de Martí, el pueblo de la capital,
reaccionó duramente contra aquella ofensa. Ahora se están haciendo cosas peores y nadie
dice nada”.
Otro señor, Carlos
Manuel Contreras, opina que lo que está pasando en el Parque Central, es un reflejo de nuestra realidad.
“A nadie le importa José Martí ni los símbolos patrios, eso no llena la barriga”.
Por Mario Hechavarria Driggs
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