Contrario a su
decir, con prisa y sin pausa, el presidente
cubano, General de Ejército Raúl Castro, se fue directo a la embajada de
Francia, firmando condolencias por las víctimas de los atentados terroristas en
el país galo.
No olvidar que
meses atrás François Hollande visitó Cuba, olvidado de viejos pronunciamientos
contra lo que un día llamó a las claras “dictadura”. El parisino dio su paseíto
obligado por la Zona de Desarrollo del Mariel, esperanza de atraer capitales
extranjeros ante la depauperada situación nacional, ahora más que nunca cuando
se vislumbra una catástrofe para los chavistas en Venezuela.
Semanas atrás el “compañero” Raul saltó hasta Mérida, Yucatán, renovando
amistadas igualmente añejas con Peña Nieto. Ni una palabra sobre sucesos
terroristas en tierras aztecas, especialmente los 43 desaparecidos de
Ayotzinapa y, recientemente, la espectacular fuga del Chapo Guzmán, responsable
de quién sabe cuántas muertes violentas.
El gobierno
mexicano se muestra incapaz de ajustarle cuentas al terrorismo en casa propia,
inclusive está claramente involucrado en los hechos. En La Habana la noticia
viene desde OnCubamagazine, firmada por el profesor Esteban Morales:
“Cuba es uno de los
pocos países en que sus ciudadanos no se han manifestado en contra del horrendo
crimen de Ayotzinapa y ello, salvo la pequeña manifestación de estudiantes
universitarios, cuestionada por el Rector de la Universidad más grande
del País, no ha habido un movimiento de solidaridad con ese
grupo de 43 jóvenes mejicanos, asesinados por la mafia
narcotraficante, con la participación del Ejército Nacional, la Policía,
alcaldes y funcionarios corruptos. Por demás, con la, hasta ahora, al parecer,
silenciosa complicidad, del Gobierno mejicano.”
Nada,
tratándose de política a la cubana, las cosas se ajustan de acuerdo a la
conveniencia de la cúpula gobernante: Francia SI porque son víctimas de los islámicos extremistas que no hay
quien los defienda públicamente. México, su gobierno, NO, porque no es hora de enemistades con vecinos cercanos, que de
vez en cuando nos “salvan” en circunstancias difíciles.
El
recuento nos lleva hasta 1999, cuando el entonces gobernante Fidel Castro
reiteró la interminable perorata contra Luis Posada Carriles, calificado como “terrorista insigne del Hemisferio
Occidental.” Al acusar de
complicidad a su homólogo salvadoreño, el Jefe de Estado cubano recibió la
siguiente respuesta:
“Por
lo tanto señor Castro, es absolutamente intolerable que usted, involucrado en
la muerte de tantos salvadoreños, que usted, que entrenó a muchísimas personas
para matar a salvadoreños, me acuse a mí de estar involucrado en el caso de
Luis Posada Carriles.” (Francisco Flores, Presidente de El Salvador)
Desde
entonces el mandatario cubano declinó asistir a las siguientes cumbres
hispanoamericanas.
Quien desee saber más sobre la hipócrita
actitud del gobierno cubano ante el terrorismo, la invitación es leer el
documentado libro del profesor Juan F. Benemelis, titulado “Las Guerras
Secretas de Fidel Castro.”
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