Palabra Nueva,
revista de la arquidiócesis de La Habana, ha puesto en circulación su último
número-256 de enero del presente- cuyo tema central es “Jubilados en Cuba”.
Después de leer los artículos principales la reflexión apunta a si el clero cubano se debate entre
Dios y el Diablo.
Sobre titulado “Especial”, nos ofrecen el texto
íntegro del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz,
encabezado por la frase “Vence la indiferencia y conquista la paz”, donde el
pontífice máximo hace un llamado a la
solidaridad con las personas más frágiles de la sociedad, inaugurando el nuevo
año bajo el precepto Jubileo de la
Misericordia.
A continuación puede
leerse una reseña amplia de la homilía pronunciada por el Cardenal habanero
Jaime Ortega Alamino al secundar el llamado papal, donde expresa su complacencia hacia las autoridades
del país abordando la situación de la tercera edad:
“Si miramos nuestra
realidad social en Cuba, debemos decir que no existe una indiferencia
institucional, oficial, hacia los males que afectan a nuestro pueblo, sin que
nadie se sienta abandonado.”
Posteriormente
alcanzamos el acostumbrado Dossier de la revista, compuesto por cuatro
artículos y una introducción, donde parece que finalmente Satanás venció al
Espíritu Santo:
“Por lo pronto, va
este intento de retrato actual sobre la
vida del jubilado en Cuba. Sucede que a veces, de tanto tenerlo ante los ojos,
lo torcido, lo que no debe ser, comienza a convertirse en lo acostumbrado.”
Siguen testimonios
dramáticos, trágicos, contados por hombres y mujeres atrapados en la fragilidad
de sus más de sesenta años:
“Un ex profesor de
psiquiatría explica: Yo me jubilé hace casi diez años, pero tuve que continuar
trabajando porque la jubilación no me alcanza ni para cubrir lo elemental de la
canasta básica.”
“Del monto de mi
chequera me seguirán descontando el refrigerador que «gentilmente me obligó a
comprar la revolución…energética» luego de ceder el Westinghouse que compró mi
padre, que todavía funcionaba.”
“Ahora vivo sola. Soy
viuda y como jubilada gano 270 pesos. Tengo un hijo que vive en España y otros
dos aquí. El que vive fuera, que trabaja y no es rico, me manda algo todos los
meses, que se va en comer…Si no tuviera ese dinerito, pasaría muchísimo más
trabajo.”
Datos oficiales
publicados por la revista, indican que La Habana registra 335 178 jubilados con
una pensión promedio de 272 pesos. Se trata del 16 % de la población
capitalina, recibiendo unos 11 dólares mensuales al cambio, luego de haber
entregado sus esfuerzos al país durante al menos 25 años.
La señora viuda,
antes citada, nos deja perplejos con sus reflexiones:
”Los círculos de
abuelos y los parques con los viejitos haciendo ejercicios se ven de los más
lindos en la televisión. Pero nadie dice de verdad cómo viven los jubilados. No
te aumentan un centavo y hay que hacer magia para vivir, así que, como dice el
programa, periodista: ¡Deja que yo te cuente!
Después de ojear
completamente este último número de Palabra Nueva, revista de la arquidiócesis
de La Habana, al evaluar la tan ponderada preocupación estatal por los
ancianos, refrendada en la homilía del Cardenal Ortega, asalta al lector
sensato en célebre refrán que sentencia:
De buenas intenciones
está plagado el camino al infierno.
Por Mario Hechavarria Driggs
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