martes, 23 de febrero de 2016

Iglesia católica cubana, con Dios y con el Diablo.

Palabra Nueva, revista de la arquidiócesis de La Habana, ha puesto en circulación su último número-256 de enero del presente- cuyo tema central es “Jubilados en Cuba”. Después de leer los artículos principales la reflexión  apunta a si el clero cubano se debate entre Dios y el Diablo.
Sobre titulado “Especial”, nos ofrecen el texto íntegro del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, encabezado por la frase “Vence la indiferencia y conquista la paz”, donde el pontífice máximo  hace un llamado a la solidaridad con las personas más frágiles de la sociedad, inaugurando el nuevo año  bajo el precepto Jubileo de la Misericordia.
A continuación puede leerse una reseña amplia de la homilía pronunciada por el Cardenal habanero Jaime Ortega Alamino al secundar el llamado papal, donde  expresa su complacencia hacia las autoridades del país abordando la situación de la tercera edad:
“Si miramos nuestra realidad social en Cuba, debemos decir que no existe una indiferencia institucional, oficial, hacia los males que afectan a nuestro pueblo, sin que nadie se sienta abandonado.”
Posteriormente alcanzamos el acostumbrado Dossier de la revista, compuesto por cuatro artículos y una introducción, donde parece que finalmente Satanás venció al Espíritu Santo:
“Por lo pronto, va este intento  de retrato actual sobre la vida del jubilado en Cuba. Sucede que a veces, de tanto tenerlo ante los ojos, lo torcido, lo que no debe ser, comienza a convertirse en lo acostumbrado.”
Siguen testimonios dramáticos, trágicos, contados por hombres y mujeres atrapados en la fragilidad de sus más de sesenta años:
“Un ex profesor de psiquiatría explica: Yo me jubilé hace casi diez años, pero tuve que continuar trabajando porque la jubilación no me alcanza ni para cubrir lo elemental de la canasta básica.”
“Del monto de mi chequera me seguirán descontando el refrigerador que «gentilmente me obligó a comprar la revolución…energética» luego de ceder el Westinghouse que compró mi padre, que todavía funcionaba.”
“Ahora vivo sola. Soy viuda y como jubilada gano 270 pesos. Tengo un hijo que vive en España y otros dos aquí. El que vive fuera, que trabaja y no es rico, me manda algo todos los meses, que se va en comer…Si no tuviera ese dinerito, pasaría muchísimo más trabajo.”
Datos oficiales publicados por la revista, indican que La Habana registra 335 178 jubilados con una pensión promedio de 272 pesos. Se trata del 16 % de la población capitalina, recibiendo unos 11 dólares mensuales al cambio, luego de haber entregado sus esfuerzos al país durante al menos 25 años.
La señora viuda, antes citada, nos deja perplejos con sus reflexiones:
”Los círculos de abuelos y los parques con los viejitos haciendo ejercicios se ven de los más lindos en la televisión. Pero nadie dice de verdad cómo viven los jubilados. No te aumentan un centavo y hay que hacer magia para vivir, así que, como dice el programa, periodista: ¡Deja que yo te cuente!
Después de ojear completamente este último número de Palabra Nueva, revista de la arquidiócesis de La Habana, al evaluar la tan ponderada preocupación estatal por los ancianos, refrendada en la homilía del Cardenal Ortega, asalta al lector sensato en célebre refrán que sentencia:

De buenas intenciones está plagado el camino al infierno.

Por Mario Hechavarria Driggs




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