martes, 29 de agosto de 2017

Los cubanos ante el absurdo de las dos monedas nacionales.

Manolo Cordoví aceptó contar su último avatar con el dinero que lucha día a día vendiendo en la calle lo que aparece: “Me gané unos pesos con el queso fundido y los huevos, llevándoselo a la gente hasta su casa. Sucede que unos te pagan con pesos cubanos y otros con los convertibles, y hay quiénes combinan ambas monedas para hacer el completo.”
¿Entonces todo te fue bien? Pregunta el cronista: “de primera si, luego fue el problema cuando fui a la bodega llamada “El Diluvio” a comprar cigarros, el bodeguero se negó rotundamente a aceptar CUC—pesos convertibles—, dice que si lo coge un inspector con CUC en la caja le imponen una multa.”
Ciertamente, incluso hay bodegas donde han colgado carteles advirtiendo Aquí no se reciben CUC. Al preguntarle al dependiente, Alejandro, muy amable, aclara: “La ley no permite recibir los convertibles, si los tomas es a riesgo y tienes que contar con el cambio por si aparece la autoridad. Nosotros tenemos escaso movimiento de dinero, casi no se vende nada en el día, por tanto, ¿de dónde vamos a sacar el cambio de 25 nacionales por 1 CUC?
Sin embargo, ahí mismo viene la paradoja, por costumbre, la población llega incluso a llamarle dólares a estos “convertibles” de fabricación nacional, equivalentes en regla a un dólar de los Estados Unidos. Tanto la llamada “moneda nacional” (CUP) como el CUC son emitidos por el Banco Central de Cuba, por tanto son legítimamente monedas nacionales.
Lo absurdo de la situación de esta doble circulación de monedas llega al clímax cuando se trata de efectuar el cambio de los CUC por CUP para evitarse el dilema de los bodegueros o perder dinero si se intenta realizar la operación en la calle, bajo riesgo de estafa, intervención policial o cuando menos, quiénes aceptan cambiar rebajan de 24-25 a 23 por cada convertible, aludiendo que “están a riesgo y además, se trata de hacer un favor.”
Se supone que el estado debe mantener una red de casas de cambio (CADECAS) para efectuar el trueque legalmente según la tasa oficial y con seguridad. Sucede que la red de CADECAS ha disminuido notablemente, en Centro Habana, populoso municipio a medio camino entre El Vedado y La Habana Vieja, no hay casas de cambios, de 6 existentes años atrás, la única sobreviviente—Belazcoain y Salud— fue cerrada el mes pasado “por reparaciones”.
¿Qué hacer? La tapa al pomo puede ser lo sucedido a un señor que intentó comprar, bajo receta médica, varias tiras de un medicamento altamente solicitado y muchas veces en falta: Aciclovir. En tabletas o en pomada, es imprescindible para el tratamiento del molesto y peligroso Herpes Zoster, en Cuba conocido como “la culebrilla.”
El hombre sacó de su cartera el dinero correspondiente, la mayor parte de CUC y completaba la cifra con moneda fraccionaria en CUP. La dependienta se negó argumentando la consabida cantaleta de los inspectores y las multas. El señor, serio, sin alterar la voz pero con absoluta determinación, ofreció su documento de identificación a la vez que guardaba los medicamentos en su bolsa:
Pues, de acuerdo a las tasas de cambio, no debo nada en este lugar. Me llevo mi medicina, allá ustedes con las dos monedas, total, ambas son tan cubanas como yo. Cualquier cosa envíe la policía a mi casa.”
Entre tanto, el pueblo se exaspera ante el anunciado proceso de unificación monetaria que no acaba de llegar. Manolo termina diciendo: “Me da lo mismo pagar 1 CUC ó 23 pesos al cambio callejero por tres cajas de cigarros suaves. En definitiva, el gobierno no va a rebajar el precio de las monedas. Esto no cambia y La Vida sigue igual, como decía Julio Iglesias”
Por Mario Hechavarria Driggs
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miércoles, 16 de agosto de 2017

Protesta en el cumpleaños de Fidel

El opositor Sandalio Mejías Zulueta, caminó  por  las calles de la  Habana Vieja  portando  un cartel  que decía ¡Cuba si Castro No!
Esta   protesta    se  realizó  en la  mañana del  domingo 13 de Agosto, en medio de las celebraciones por el  natalicio 91 del extinto comandante en jefe   Fidel Castro Ruz. En su recorrido  el pueblo  le  pedía   que los dejara leer  el cartel.   
 Al llegar a la calle Obispo,  fue detenido  por dos agentes del orden público, que  lo esposaron y   montaron  en el  auto patrullero 207 para   conducirlo  hacia el   punto 30,  unidad  de la policía    ubicada  en  las calles Cuba y Chacón.
  En  la noche del domingo  Sandalio    fue liberado, después de ser    interrogado por  un oficial  de la sección 21, seguridad del estado, llamado  Camilo.  El  cual  prometió que iba hacer  lo posible por  sacarlo del país.

Por Mario Hechavarria Driggs

miércoles, 9 de agosto de 2017

Otro derrumbe en Centro Habana

 Se derrumbó un edificio  en  la calle San Rafael No 160, entre Industria y Amistad, municipio  Centro Habana.
Ocurrió en la mañana del lunes 7 de agosto. En el descalabro  no se reportaron víctimas. Las veintidós familias que habitaban  el  edificio, fueron ubicadas en  un albergue  del municipio Boyeros.
Este lugar  era un almacén de piezas de repuesto. “Que no tiene agua ni luz eléctrica”. Afirmaba  un joven damnificado, llamado Pedro Pablo, que  visito   el citado lugar.
Otra  señora, llamada Magaly Álvarez, madre de dos niños,  comentaba que el delegado de su  circunscripción, José Ignacio Cañizares, le  prometió que iban enviar una brigada constructora para arreglar el edificio 
“No sigas soñando  mujer”, decía un anciano nombrado Alejandro. “Todos nos vamos para el albergue y saldremos de allí cuando Dios quiera”.

 Por Mario Hechavarria Driggs





miércoles, 2 de agosto de 2017

“Los Miserables”, nueva versión lejos de Víctor Hugo en La Habana

Alfredo pertenece al célebre contingente llamado “Los Excluibles”, quiénes fueron repatriados forzosamente a Cuba por exigencias del presidente Ronald Reagan. Comenzando esta semana dormía desnudo su desgracia en las cercanías de la embajada española cuando llegó la policía. La resistencia del pobre hombre de piel oscura, vagabundo y enfermo, hizo muy difícil la tarea a los guardias.
El caso no es excepción, cada cierto tiempo—semanas—las autoridades del Ministerio del Interior (MININT), organizan una redada, el ómnibus utilizado para transportar a los deambulantes es conocido por ellos mismos, quiénes si tienen tiempo, dan la voz de ¡a correr que ahí viene la guagua!, intentando escapar al obligado internamiento que les espera.
Del asunto comentó Enrique, otro ambulante de unos 55 años, mientras sorbía vino de bajo costo directo a la boca desde una botellita plástica que antes fuera recipiente de agua mineral para turistas:
“Nos llevan a un centro ubicado allá por El Cotorro, cerca de las "ocho vías"—autopista nacional—, allí hay médicos, comida, una colchoneta pero no deja de ser un antro de perdición. Mucho relajo, vi a una mujer haciendo caca en medio del salón y hasta dos locos enredados en el sexo delante de la gente.”
Enrique escapó del lugar aprovechando las indicaciones de otro detenido con más experiencia: “porque la libertad no tiene precio—comenta y sigue—la mayoría termina volviendo a sus parajes de siempre en la ciudad.”
De varios entrevistados, junto a la propia experiencia, se concluye que las grandes redadas son previas a visitas de figuras relevantes como El Papa o el Presidente Obama, cuando por cierto atraparon a Enrique. Lo mismo sucedió días antes de iniciar en Centro Habana la filmación de Rápido y Furioso en pasado año.
La respuesta de los mendicantes pasa por escapar y reintegrarse a su espacio, llegando hasta la violencia, así ocurrió dentro de la temida guagua la pasada semana junto a los restos de la muralla que se conservan cerca de la terminal de ferrocarriles en la Habana Vieja. Policías y vagabundos se trabaron en pelea.
Otra de las consecuencias para los ambulantes suele ser la pérdida inmediata de los escasos bienes que les acompañan, así pudo constatarse en la avenida de Carlos III al caer la tarde días antes de arribar a la capital el famoso Vin Diesel.
El ómnibus de la recogida sorprendió a decenas de vendedores ambulantes en los portales de la avenida, muchos lograron escapar porque los guardias perdieron tiempo al intentar requisarle las mercancías a un señor en silla de ruedas quien se negó rotundamente a obedecer, sin embargo, en la estampida no les fue posible a los otros cargas con sus pertenencias.
El asunto de los miserables de La Habana pare no tener fin, lejos de terminar se expande, es algo más que la hidra de las siete cabezas, se multiplica en una ciudad que se derrumba aunque las autoridades se empeñan por “limpiarla” de vez en cuando.

Por Mario Hechavarria Driggs