El dilema de Su Eminencia
Jaime Lucas Ortega Alamino, quedó plasmado durante las celebraciones del Día de
la Independencia de los Estados Unidos, el pasado 3 de julio dentro de la
Oficina de Intereses (SINA) de La Habana.
Una observadora presente,
Miriam Leyva, opinó sobre el encuentro entre el cardenal y varios opositores: “Me impresionó
verlo sorprendido tratando de responder convincentemente a dos hombres y a dos
mujeres vestidos de blanco que lo increpaban con severidad”
(Havana Times, 9 de julio).
Miriam acumula el dolor de
su esposo, Oscar Espinosa Chepe, durante
los años de injusta prisión política que le dejaron una corta vida de licencia
extrapenal, sin embargo, reconoce y agradece que gracias al Cardenal Jaime, su esposo fue liberado junto
con otros presos políticos.
El asunto se mezcla con
episodios recientes donde el Movimiento Damas de Blanco liderado por Bertha
Soler queda mal parado en los alrededores de la Iglesia de Santa Rita de
Miramar. El cura párroco José “Pepe” Félix, hasta los vecinos, se quejan de acciones contrarias al
comportamiento social provocadas por estas mujeres, y los hombres que las
acompañan.
El Arzobispado habanero
denunció en declaración oficial que expresiones tales como “prensa de la
gusanera” y “prensa contrarrevolucionaria” jamás fueron dichas por el Obispo,
inclusive que son ajenas a su vocabulario.
Increpar al Cardenal
durante las celebraciones de un día especial para el pueblo y el gobierno
norteamericanos es toda una impertinencia, la última opción del arzobispo fue
recordar la posibilidad de llamar a los encargados de la seguridad interna.
Otra cosa son las
inauditas declaraciones de Su Eminencia cuando se trata del peliagudo asunto de
la represión en Cuba. El dilema le agobia desde los días de la semana santa,
entonces Diario de Cuba publicó: En declaraciones recientes, el cardenal Ortega ha
manifestado que en Cuba "ya no quedan presos políticos". "Hace
poco que salieron unos cuantos, pero de esos que habían creado
problemas…". "Él [Raúl Castro] tuvo la voluntad de suprimir
aquello".
Las anteriores declaraciones se mantienen tres meses después, no hay
rectificaciones, resultan inauditas cuando la represión aumenta en la misma
medida que “mejoran” las relaciones con los EE.UU.
La disidencia tiene el dilema de controlar sus nervios y seguir clamando
por los derechos silenciados. El Cardenal Jaime Ortega tiene el dilema de decir la verdad.
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente.
Fotos del autor y el cardenal.
Hermano Mario el cardenal cambia de opinion cada vez que los Castros se lo ordena si es necesario entra como intermediario del gobierno para liberar a quienes lesd molesta en las carceles .El cardenal nunca dio una opinion del asesinato de Paya Yo le pedi la intervencion para varios presos que estaban bien enfermos cuando fueron liberados los presos a españa y me dijo que el arreglo con el gobierno habia terminado y que el no podia hacer nada asi que descaradamente me dijo que el trabajaba para y con las necesidades del gobierno
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