Hace
unos días fallecieron cuatro personas al contraer Cólera en un comedor del barrio
Jesús María en la
Habana Vieja. Otros cinco muertos fueron el resultado de un derrumbe
ocurrido en la esquina de las calles 41 y 51 en el municipio Playa de esta
capital. En el municipio Centro Habana, se detectaron varios casos de
tuberculosis en un edificio del llamado barrio Colon con una persona fallecida.
Ahora
fueron suspendidos varios partidos del
campeonato nacional de Beisbol, debido a sorpresivos brotes diarreicos. Aunque
en general no hubo alusiones al Cólera, al menos dos miembros del equipo Granma
dieron positivo respecto a la enfermedad. Los primeros casos de Cólera en la
isla fueron reportados en la mencionada provincia.
Cuba
se encuentra bajo el azote de varias epidemias: además del Cólera, hay
Dengue, tuberculosis, cobrando vidas
entre la población, mientras la prensa oficialista se limita a guardar silencio.
Ofreciendo a través de los medios una
imagen irreal y triunfalista. Aquí no pasa nada, todo esta OK.
El
contingente enviado a combatir al Ébola tuvo su primera baja. La “nota oficial”
niega rotundamente cualquier relación con la pandemia altamente contagiosa,
aludiendo a complicaciones vinculadas al Paludismo. Casi nadie cree semejante
explicación.
Varios
médicos negados a incorporarse a la agrupación enviada a la región
subsahariana, declararon sobre la obligación de aceptar el no volver a su país
si contraen Ébola, inclusive en caso de muerte.
De
lo anterior, así como de las cláusulas del contrato, especialmente cuánto les
quita el estado a los médicos de la cifra pagada por tan riesgoso empeño, nada
dice la prensa oficial.
Todo
lo contrario, varios periodistas, entre ellos el renombrado Reynaldo Taladrid,
aprovechan el monopolio estatal sobre los medios de difusión para blasfemar contra el periodismo independiente.
El
citado reportero atacó a la agencia Hablemos Press, cuyos profesionales, bajo
la represión gubernamental, denuncian los desmanes del sistema autoritario
vigente.
Sencillamente
hay quiénes se niegan a ser cómplices de la censura que acompaña la realidad cubana.
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente.
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