No puedo olvidar aquellos presos,
sus manos tras el muro alto, los rostros saltando para, en unos segundos, ver a
la virgen, separada de ellos por las autoridades de la prisión ¨Combinado del
Este¨, temerosas del encuentro de una madre con sus hijos, sean lo que sean,
estén donde estén, simplemente sus hijos.
Esta vez, ante las prisiones, la
hipocresía de las autoridades cubanas quedó en evidencia, no aceptaron la
entrada de la Caridad a los recintos penales. Como se sabe, un amplio
despliegue policial acompañó el recorrido de su imagen bendita por todo el
país.
Según la historia, la virgen de la Caridad se apareció a tres
cubanos que remaban desesperados en medio de una tormenta, intentando alcanzar
tierra salvadora en la bahía de Nipe, la mayor de su tipo en Cuba, ubicada al
norte de la oriental provincia de Holguín. La fecha fue fijada en 1612,
cumpliéndose los cuatro siglos de aquel milagro.
Desde esa fecha la imagen y
devocion a nuestra Señora de la Caridad del Cobre se enmarcó en nuestra historia como simbolo de nuestra
cubania. Los patriotas mambises se la
llevaron a la manigua y rezaron ante
ella por la libertad de Cuba. En los duros momentos de intolerancia y
represion, el cubano libre se la llevo al exilio como señal de nuestra
rebeldia. Una madre nunca abandona a sus
hijos.
Tales razones motivaron el
peregrinar de la sagrada imagen, encontrada cuatrocientos años atrás,
posteriormente ubicada en una iglesia junto a las minas de cobre cercanas a
Santiago de Cuba. La procesión fue un suceso nacional que movilizó a millones
de cubanos sin distinción de ideologías, afinidades políticas u otras
acostumbradas maneras de dividir a las personas.
Caridad y Libertad se unen ante su altar. Es uno de esos pocos símbolos
que nunca han podido quitarnos los comunistas hipócritas que gobiernan nuestra
nación. Dos décadas atrás, cuando el llamado socialismo real se derrumbaba como
torre de Babel, apurados en captar adeptos ante la debacle ideológica y
política, aceptaron a los creyentes en las filas del Partido Comunista de Cuba.
Desde entonces las autoridades
gubernamentales rinden pleitesía a la imagen de la patrona nacional, asociada
en los cultos sincréticos de la santería con Ochún, deidad del amor, el vientre
materno y las aguas de los ríos. Como buena madre criolla, no distingue de
filosofías a la hora de proteger a sus hijos. ¿Cómo se las arreglan entonces
estos proclamados ateos marxistas-leninistas?
La inmensa mayoría del pueblo,
ajeno a los aburridos discursos, clama ante su virgencita en medio de la
desgracia. Múltiples asuntos nos conminan, el prometido bienestar que habría de
darnos la revolución socialista no acaba de llegar. Las quejas que nos agobian
son muchas, de ellas hablamos en silencio porque nos falta la libertad para
gritarlas en las cuatro esquinas.
Caridad y Libertad en una patria
que debiera ser con todos y para el bien de todos, como soñara Martí. Tales
conceptos no admiten el liderazgo impuesto a la fuerza por un partido único,
proclamado comunista. La Virgen
del Cobre nos espera desde su altar, aceptando nuestros rezos en pos de una
sociedad abierta a la participación de todos los cubanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario