viernes, 13 de diciembre de 2013

Sonrisas en Johannesburgo, golpes en La Habana.

Mientras Obama y Raúl ofrecían un espectáculo de cordialidad anhelado por muchos en el mundo, la capital cubana era sacudida con el arresto violento de cientos de opositores que trataron de conmemorar el Día Mundial de los Derechos Humanos.

Hay fotos que revelan la brutalidad policial, inclusive contra mujeres, específicamente Las Damas de Blanco y sus acompañantes. Finalizando el año 2013 de la Era cristiana, asombra semejante grado de represión en Cuba, cuando las actitudes públicas del nuevo gobierno expresan una intención conciliadora, de lenta pero mantenida apertura.

¿Es que el actual liderazgo político no puede controlar a sus instituciones policiales?
Tal parece que se trata de una política doble, tan doble como la moral predominante en la burocracia comunista que se ha hecho dueña del país.

Lo único que explica tamaña incongruencia es el miedo, sin embargo, la paradoja es que este acendrado temor parte de quienes ostentan los atributos de la fuerza, contando con todos los elementos para sentirse cómodos en el poder. Una vez más vale el refrán que dice: Las apariencias engañan.

Es evidente que temen un estallido popular. La táctica es impedir a toda costa la concentración de los opositores en un lugar, por mínima que sea la cantidad de personas reunidas. Ellos, los represores, saben perfectamente que de suceder una vez, muy pronto se convertiría en algo masivo, imposible de contener.

Ejemplo de ello fue el  ensañamiento contra Antonio Rodiles, promotor del Estado de Sats, quien fuera salvajemente golpeado.  Bertha Soler, líder  de Las Damas de Blanco,  su esposo Ángel Moya y Lázaro Fresneda, bajados a la fuerza de un ómnibus en un aparatoso operativo policial. En  la Plaza de la Revolución, Carlos Manuel Figueroa Alvares y Santiago Montes de Oca, fueron  arrestados por  pedir la libertad del norteamericano Alan Gross y de los presos políticos. 

La prensa oficial es cero a la izquierda ante semejantes sucesos, ni siquiera reflejan los “actos de repudio”, supuestamente manifestaciones del pueblo revolucionario y cederista en defensa de la Revolución. Ni ellos mismos se creen sus  mal elaborados guiones teatrales.

La lentitud de la apertura, su parcialidad y los conocidos retrocesos, muestran la excesiva cautela que acompaña al octogenario Jefe de Estado cubano. Aun así, la situación se caracteriza por una acumulación de desmanes, errores y crecientes dificultades que son imposibles de resolver por quiénes hoy gobiernan.

Evidentemente la sostenida represión a los pacíficos opositores cubanos se ha quedado fuera de la historia. La perseverancia va ganando frutos lentamente, unida a la imposibilidad de silenciar los sucesos, dada la naturaleza esencialmente democrática de los modernos medios internacionales de comunicación.

Corresponde desearle a mi pueblo una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo, ojalá el 2014 venga acompañado del fin de un estado represivo imposible de sostener, cuyas imágenes avergüenzan a millones de personas en el mundo.
 Las ideas de Cristo, Gandhi, Luther King y Nelson Mandela iluminan a los que  exigimos el final de esta pesadilla.


 Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.







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