miércoles, 8 de octubre de 2014

Celebran el día de San Francisco de Asís bajo vigilancia policial.

“Sólo el cielo conoce quiénes se salvarán”, tal es la sencilla traducción de la frase yoruba Orunmila, de donde se concreta Orula, oráculo supremo del culto sincrético africano más popular de Cuba,  Orisha o deidad identificada con San Francisco de Asís, cuyo convento y plaza en la Habana Vieja reunieron el pasado 4 de Octubre  a miles de creyentes, eso sí, baja la mirada acuciosa de la inquieta Seguridad del Estado.
Del célebre santo italiano poco puede decirse que no se conozca, en nuestro país la peculiaridad es que el politeísta panteón africano asimiló numerosos santos católicos, originado por las imposiciones esclavistas de antaño. Es por eso que las iglesias se llenan de fervientes adoradores de la llamada santería, quiénes no tienen a mal rezar un padrenuestro y hacer la señal de la cruz ante el “pobrecillo de Asís” fundador de la Orden Franciscana y la llamada segunda orden, Hermanas Clarisas.
La vida de este santo  fue muy austera, animando a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos miembros de la orden; aun así, Francisco no fue reticente a una reorganización. Recibiendo las  heridas (estigmas) de Cristo en su cuerpo.
De la presencia policial en el templo franciscano no hay por qué extrañarse.  Controlar las festividades religiosas, especialmente si tienen algún viso católico, es asunto de larga data para las autoridades cubanas. La imagen bendita de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional, viajó por todo el país dos años atrás, acompañada por las sirenas policiales en calidad de música perenne.
Cualquier procesión en las calles contará porcentualmente con una mitad de creyentes y otra de sicarios pagados por el régimen, atentos al más mínimo desvío del sentimiento popular si es capaz de traspasar la estricta frontera de la liturgia religiosa.
Cruces, y collares de cuentas verde-amarillas, resaltaron este 4 de octubre, celebrando a San Francisco de Asís, llamado Orula, patrón de los babalawos, cuya función principal es predecir el incierto destino de los creyentes cubanos en estos momentos.
El "Santo de Asís" nos sigue conmoviendo por su capacidad infinita de reconciliación con todo y con todos, respetado no sólo por creyentes, sino también por los no creyentes,  “hermano Sol, hermana luna, hermano lobo”. Todos somos hermanos, repetía Francisco.

Con policías y cámaras vigilantes, cada cual acude a sus santos, buscando   paz  y  bien.  Lo dice el proverbio africano “Sólo el cielo conoce quiénes se salvarán”.

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente

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