Terminó el muy comentado Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba
(UPEC). A juzgar por las informaciones tomadas desde su propia prensa,
directamente controlada por el Partido Comunista de Cuba, muy poco de nuevo
podemos esperar dentro del universo informativo oficial en el país.
Si no hay una agradable sorpresa en los próximos días,
seguirán los informadores bajo la dirección del “Colectivo Técnico de su
selección nacional”, el Departamento Ideológico del PCC (DI), el cual
continuará, como buen Manager, aportando las señas desde el Dogaut. Hasta ahora
ha sido así y así continuarán las cosas.
Remito a mis lectores al exhaustivo análisis sobre la
prensa cubana, aportado en el último número de la revista católica cubana
Espacio Laical. La sección habitual “Dossier”, reunió a importantes
personalidades ligadas al quehacer informativo, bajo el título “Propuestas para
una refundación de la prensa cubana.” Selecciono algunas sentencias en extremo
elocuentes como diagnóstico del problema, con la referencia del opinante:
“Lamentablemente nuestra prensa se sostiene sobre el
monopolio de la información y la impunidad que esa situación le confiere.”
(Esteban Morales)
“…pende como una amenaza el criterio de que la prensa
soviética, sin control, colaboró en la caída de aquel socialismo que, a pesar
de sus aciertos, según sabemos, tenia muy poco que ver con Marx y Lenin.” (Luis
Sexto), quien agrega en torno a la burocracia y sus temores: “…El temor de esas
estructuras a la prensa es pragmático: la prensa descubre, la prensa denuncia y
hace públicos errores y erratas.”
“La prensa cubana quedó como detenida en el tiempo. En
clave política es como si para ella los últimos veinte años no hubieran
transcurrido.” (Jorge Gómez Barata)
“La prensa cubana no cree que existen múltiples verdades,
cree en una sola verdad” (Justo Planas), quien sigue diciendo: “…el periodismo
cubano pertenece a la Tercera Edad y va dirigido a la
senectud…porque su manera de acercarse el público, sus intereses noticiosos y
su uso del idioma no se ajusta a nuestros tiempos, al ciudadano de hoy.”
“Necesitamos una prensa que nos evite las sorpresas
desagradables y quedarnos anonadados (que es algo así como caer de ano en el
agua cuando nos sorprende algo que debimos haber sabido) y el deslumbramiento
ante los falsos valores.” (Aurelio Alonso), otro de cuyos criterios es: “Una
nueva prensa debiera romper el vínculo estructural que la ata a ser
administrada solo por el aparato ideológico del Partido Comunista de Cuba.”
Detengo una enumeración que puede alargarse y pregunto,
¿ofreció el finalizado cónclave de la
UPEC expectativas de cambio en torno a los problemas
relacionados? La respuesta es NO. Se dice que el Presidente Raúl Castro envió
un mensaje muy aplaudido. No es primera vez que escuchamos sus posturas
críticas, muy realistas, con la salvedad de que a veces se quedan en el
discurso.
Al valorar los nuevos dirigentes de esta organización
gremial, conocemos de antemano la tónica imperante en Moltó, Arleen y Aixia,
-cito tres nombres significativos- como para imaginarnos que para nada
cambiarán los conceptos por ellos esgrimidos hasta el día de hoy.
Leyendo los
reportes de Granma sobre la clausura del Congreso, dé entre muchos párrafos sin
contenido concreto, finalmente puede entresacarse el reclamo del periodista
Oscar Sánchez Sierra, dicho por lo demás en términos muy generales: “Requerimos
construir nuestra propia agenda mediática; de no esperar a que venga de arriba
o de la mediación externa. Nos autoexigimos dejar el papel de unidades
ejecutantes, por el de pensantes además.”
Un informador de elevada profesionalidad, afincado en
nuestra realidad desde hace muchos años, Fernando Rasverg, también aporta ideas
al debate cubano, con la ventaja de ver la serie nacional desde las gradas. Copio
de su artículo “Cuba: la prensa en la prensa”, publicado por Espacio Laical:
“Salvo en situaciones de emergencia, la prensa nacional no juega un papel
informativo sino propagandístico. Nadie ha beneficiado tanto a la prensa del
exilio como ese mecanismo de camisa de fuerza que frena a los periodistas a la
hora de informar a tiempo sobre hechos políticamente espinosos. Los directores
de los medios esperan la seña desde arriba cada vez que hay un tema delicado.”
Sin un cuestionamiento directo a los múltiples problemas
planteados, verdades harto conocidas, comentadas en los parques y en los
hogares por la mayoría de la población, nada de real impacto ha de esperarse
luego de finalizado el Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba.
Reitero que El Gran Hermano sigue ahí, omnipresente y
omnipotente. Los columnistas de mi país continuarán mirando hacia el banco de
su equipo, esperando, al igual que los peloteros, la última seña antes de
accionar la pelota en los instantes definitorios del juego.
Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.
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