viernes, 30 de agosto de 2013

El romance entre la Iglesia Católica y el Partido Comunista de Cuba.

De la alianza entre los comunistas y los católicos hace rato se comenta dentro y fuera de Cuba. El pasado año, cuando fuera beatificado el Padre Olallo en una ceremonia efectuada en la catedral de Camaguey, el Presidente Raúl Castro invitó al Cardenal Ortega Alamino a viajar en el avión presidencial, solicitud gustosamente aceptada por el prelado.

Al parecer quedaron en el olvido las escuelas católicas cerradas, los cientos de sacerdotes expulsados del país y los cristianos marginados por su fé. También pasó por alto el ateísmo científico del PCC, proclamando a la religión como El Opio de los Pueblos. La Virgen de la Caridad del Cobre viajó a través del territorio nacional, custodiada por los agentes del Ministerio del Interior.

Jaime y Raúl sonríen a los fotógrafos durante la apertura del nuevo Seminario católico cubano, cuya primera piedra fuera colocada por Juan Pablo Segundo, candidato a los altares.

Dicen algunos teóricos, cito al politólogo Armando Chaguaceda, que la Iglesia Católica es, junto al estado cubano, los dos actores políticos más poderosos del país. No creo que la institución religiosa tenga tanto poder real en nuestra sociedad, pero mantiene su condición de estado universal, concedida al papado.

Cuando el futuro de la nación está comprometido por un lento pero irreversible proceso de reformas económicas, que derivarán necesariamente en políticas, surge la pregunta de si existe o no una alianza entre los poderes antes mencionados.

El oportunismo comenzó hace más de veinte años, cuando el Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba permitió la entrada de los creyentes a la institución, alegando su vocación de ser “el Partido de la nación cubana”. Bueno es recordar que entonces estaba a punto de desmoronarse el Bloque socialista europeo, soplaban vientos huracanados, peligrosos para el futuro de los comunistas cubanos.

Si nos remontamos al año setenta y cinco, fecha del Primer Congreso del PCC, evento fundacional, otros eran los pensamientos de los líderes revolucionarios. La desaparecida URSS eran visiblemente fuerte, Cuba se apoyaba en su poderío y por tanto había que mostrar fidelidad a la causa de Lenin, razón para proclamar en la Plataforma Programática del Partido “La superación paulatina de las creencias religiosas, mediante la propaganda científica materialista y la elevación del nivel cultural del pueblo.”

Al cambiar las circunstancias históricas, los líderes partidarios dan un paso atrás, mostrándose como “sensatos” representantes de todos los cubanos y, por tanto, dispuestos a permitir en el seno del Partido a Babalaos, Santeros, Pastores y sus feligreses, así como al mismísimo Cardenal Jaime si este se atreviera a tanto.



Esta es la historia, ahora marcada por ciertos privilegios, dádivas, otorgadas a la Iglesia Católica: Publicaciones propias de alcance nacional,  permitidas sin el control de las estructuras del PCC. Algunas guarderías infantiles, paso inicial hacia la permisibilidad de la educación religiosa. Facilidades antes negadas o intencionalmente dilatadas, como la construcción del nuevo Seminario, obra proyectada por el finado Cardenal Arteaga, hace más de medio siglo.

Mucho se dice de traición, en tanto su Eminencia Ortega Alamino habla de “tender puentes, dialogar, abrir espacios”, negándose rotundamente a ser una institución contestataria al gobierno, declarando que “La Iglesia Católica no puede ser el partido de oposición inexistente hoy en Cuba.”

Evidentemente estamos bien lejos del Sindicato Solidaridad y los verticales cristianos católicos polacos.

El panorama es bien confuso, pero algo está tan claro como el agua de ese “arroyo de la sierra” donde José Martí dijo sentirse complacido, La Iglesia católica y el liderazgo del PCC andan de plácemes, sonriendo a los fotógrafos.


 Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Virus Informático ataca en La Habana.

Un nuevo virus está proliferando en los medios computadorizados de la capital cubana, su nombre de presentación es Promosoft.exe. Wilson Family. Fatalmente lo descubrí al insertar mi USB en la computadora y hacer clic en este “ejecutable”. Mi acción anterior fue copiar las actualizaciones de Kasperski y Nod-32 en el Palacio de la Computación y por tanto, no podía sospechar de contar con un gusano informático en mi dispositivo de almacenamiento masivo.
   Después supe que los dos antivirus más utilizados en Cuba no reconocen este hijo mal nacido de la familia Wilson. Probando con Avast fue lo mismo. Estaba ante un serio problema.
   Promosoft.exe se aloja en la carpeta Inicio y, si usted inserta cualquier USB, inmediatamente se reproduce en la misma, impidiendo detenerla. Por el momento no encontraba la manera de eliminar al molesto enemigo de mi trabajo diario.
   Volví al Palacio de la Computación, hablé con varios trabajadores, directamente con los encargados de la transferencia de las actualizaciones, pero no encontré sensibilidad hacia el asunto, menos respuesta. Una compañera se escudó diciéndome que seguramente la infección vino por los mismos usuarios, algo muy posible, pero inadecuado cuando lo importante era resolver el problema creado.
   Recordé entonces que en cuba existe una empresa llamada Segurmática, encargada de la protección de los medios computadorizados del país, la cual brinda también servicios a los particulares. Acudí al departamento comercial y me pidieron una muestra del objeto malicioso. La compañera que me atendió, amable, desconocía este Troyano.
   Buscando en Google, encontré que Promosoft.exe apareció por vez primera en el 2009, atacando principalmente los sistemas Windows XP y Vista. No me ofrecieron detalles de cómo eliminarlo.
   Al día siguiente volví a las oficinas de Segurmática con el perjudicial “microorganismo”, aislado en una USB que no me atreví a pinchar, mucho menos la compañera que me atendía desde el día anterior. Sin embargo, otra colega suya, mejor informada, reconoció de inmediato la existencia del Hijo ilustre de la Wilson Family me dijo que estaba propagado por media Habana. Lo bueno del caso fue su próxima expresión: Segurmática antivirus 1.6 lo elimina.
   Efectivamente, al accionar con el reputado como muy humilde antivirus cubano, desapareció el atrevido troyano que tanta preocupación me causaba. Supe además que esta empresa tiene convenio con  el Palacio de la Computación, por lo cual era inexplicable la falta de una solución al caso.
   Nada, cosas de mi país y advertencia para otros lectores y sus amigos, si ya se toparon con Promosoft.exe y mejor aún, si no desean encontrarse con él. En cuanto al sitio cabecera de los Joven Clubs de Computación, volveré con la obligación de copiar nuevas actualizaciones de los antivirus. Ya les contaré de un nuevo encuentro con la indeseada familia Wilson.

   Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

La Santería cubana se multiplica.

La Habana está vistiéndose de blanco. Dicen que no hay dinero para comprar aceite de cocinar o jabón de baño, sin embargo, crece el número de personas cumplimentando el ritual de “hacerse santo”, blancos en sus ropas desde los zapatos hasta la gorra, la pamela o el turbante.

Hay tiendas especializadas en proporcionar todo lo necesario para realizar cualquier ceremonia de santería. El comercio abarca desde la ropa hasta un manojo de hojas de cualquiera de entre las muchas plantas necesarias en las ceremonias. La apertura del comercio privado estimuló este lucrativo negocio, floreciente al punto de crear cuadras enteras de tiendas, como sucede a un costado de la plaza de los Cuatro Caminos.

Otro particular incentivo es el turismo, con la natural curiosidad de los visitantes hacia cosas poco vistas en sus países de origen. Las ceremonias se pagan a precios en Pesos Convertibles (CUC), similares a dólares estadounidenses. Desde el ritual de iniciación, pasando por hacerse santo o llegar a la suprema dignidad de Babalao, reservada sólo a los varones,  los gastos para el interesado oscilan entre unos cientos y varios miles de CUC. Los nacionales afrontan precios igualmente altos si se tienen en cuenta las diferencias de ingresos.

Conocida como Regla de Ocha Ifá, esta religión cuenta con un Consejo de Sacerdotes Mayores (Babalaos), que se reune periódicamente, emitiendo diversos documentos, entre los cuales el más esperado es la llamada Letra del año. Se aprecia el interés por preservar el culto tal cual fuera trasmitido oralmente siglos atrás.

Los también llamados Olúos insisten en desestimar las querellas motivadas por variaciones en la práctica de los rituales, muchos y complicados a la vez. Es bueno recalcar que La Santería no cuenta con una estructura de poder, capaz de dictar cánones a sus dignatarios y devotos.

Significativamente, las preocupaciones de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba están lejos del tema monetario. En la propia sede de la institución los precios para visitar su museo son: 15 CUC para los extranjeros y cinco pesos moneda nacional a los cubanos. El Museo de la Revolución Cubana, entidad de su tipo emblemática en la nación, fija su entrada a los turistas en seis pesos Convertibles.

La Asociación Yoruba comulga plenamente con la política oficial, hecho ampliamente demostrado, entre muchas acciones, por su entusiasta participación en el cónclave convocado en abril de 2011 por el partido único que gobierna la nación, con el objetivo de consensuar una alianza de las agrupaciones religiosas y esa fuerza política en pos del futuro nacional. Únicamente la Iglesia Católica se negó a participar en la reunión.

No es posible censar el número de adeptos a La Santería en Cuba, pero al palpar la vida diaria se aprecia que tienen preferencia mayoritaria frente a los cristianos, católicos o protestantes, así como otras religiones practicadas entre nosotros.

Santeros y no Brujos, lo aclaro, recordando un artículo publicado años atrás por la revista del exilio Encuentro de la Cultura Cubana. Citando al investigador y sacerdote Ifá(babalao), Rómulo Latachañeré, este le enmienda la plana nada más y nada menos que a Don Fernando Ortiz, aclarando que la calificación de brujería responde a criterios despectivos, discriminatorios además, heredados del colonialismo español, determinados por los prejuicios católicos de entonces. Se trata, según Latachañeré, de la Religión de los Orichas, es decir, de Los Santos.

Tal parece que la crisis de valores en que vivimos, reconocida inclusive por el liderazgo político de la nación, favorece a los santeros, cuyas consultas aumentan en la preferencia popular. Crece la frecuencia de emigrantes cubanos que, antes de partir o durante su primera vuelta a la patria, acuden a la santería como acción de gracias o resguardo previo a la aventura.

Entre tanto, los Babalaos y demás categorías dentro de la escala encargada de ejecutar los rituales de la Regla de Ocha Ifá, dicen apartarse de la política, apoyan en lo sustancial al gobierno, aconsejando a sus fieles dedicarse a procurar el bien material y espiritual para ellos, sus familias y amigos.

La propia Letra del Año, oráculo que emite el Consejo Supremo de Sacerdotes de Ifá, está en sintonía con las preocupaciones estatales. Este año la profecía dice que gobierna Oricha Oko, emparentado en la tradición con San Isidro Labrador, patrón de los campesinos.

Los precios de los productos agrícolas crecen, la alimentación diaria constituye el trauma principal de los cubanos. Las reformas han comenzado en los campos, pero sus resultados están lejos de verse en la mesa de los hogares. Dicen los Babalaos: Un bien de Salud, escrito, firme en la tierra, que lo proporcionarán todos los Orichas.

Ojala sean palabras premonitorias que lleguen hasta la deidad suprema Yoruba Olodumare o Nuestro Señor Jesucristo. El pueblo cubano, a través de su religiosidad clama por su realización.

 Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.




viernes, 23 de agosto de 2013

Indisciplina social y descontento popular en Cuba.

Ayer en la tarde me detuve a buscar un teléfono público, caminando por la avenida Salvador Allende. Lo primero fue sortear entre varios de los instalados hasta encontrar uno en servicio, sencillamente les arrancan de cuajo los manófonos o sustraen directamente micrófonos y audífonos.

Intentando mi llamada, viene una señora con varios dulces en la mano, eran muchos para abarcarlos todos y uno cayó al piso. La mujer siguió su camino, lamentándose pero sin mirar atrás. Apenas unos segundos pasaron cuando otra mujer, entrada en años, se inclinó sobre el pastel caído, llevándoselo apresuradamente a la boca, sin una pizca de rubor.

Menos de un minuto para constatar dos de las muchas muestras de conductas sociales fuera del sentido común. El gobierno identificó apresuradamente unas doscientas, deben ser muchas más, aunque en el centro del problema concurren asuntos medulares de la sociedad cubana actual.

Primero trasciende el problema económico. Evidentemente la señora que recogió el alimento del suelo tenía hambre y carecía de dinero. Con doscientos pesos de pensión no puede cruzar puerta adentro del mercado de Carlos III y saciar la primera de todas las necesidades humanas. Los ladrones de teléfonos  actúan a la inversa, venderán lo robado para posteriormente comprar en la tienda.

En ambos casos, como en muchos otros, aunque no median palabras, las personas involucradas están lejos de sentirse a gusto en el país donde viven. Cuando no es posible expresar abiertamente ese malestar, se expulsa lo que se lleva dentro de cualquier manera.

Si observamos las incontables reyertas públicas, muchas signadas por una violencia antes poco vista entre cubanos, casi siempre el tema pasa por la economía: estafas, cuentas por pagar, promesas incumplidas, reclamaciones de servicios mal prestados, precios alterados, pesos y medidas fuera de las normas establecidas por el estado, en fin, asuntos económicos.

Basta con decir que desde hace varios años el Ministerio de Comercio Interior fijó un tope de 30 pesos para la libra de carne de cerdo ahumada en cualquiera de sus variantes comunes. Reto a quien pueda encontrar el producto, con ese precio, en la cantidad y calidad requeridas. Sencillamente es imposible, los vendedores no respetan la ley y los consumidores se cansaron de reclamar sin la menor esperanza de ganar la pelea.

El vagabundaje inunda las calles habaneras. Nunca vi tantas personas abandonadas a la buena de dios, mal viviendo sin esperanzas, sin proyectos para el futuro. Sencillamente estos seres humanos perdieron el interés por la vida, por luchar con miras a un futuro mejor y eso se llama textualmente falta de perspectivas, escasez de democracia.

Un por ciento de la población recibe remesas del exterior, con ese dinero se aíslan de la trágica cotidianeidad, inclusive tienen ahora la oportunidad de montar pequeños negocios, o grandes tal vez, incrementando su capital. Otros, insertados en la burocracia, extorsionan a los demás, vendiendo prebendas equivalentes a las muchas prohibiciones acumuladas durante cincuenta y cuatro años de revolución.

Al resto de la población le queda la violencia como única salida. Asediar turistas en busca de propinas a las buenas o a las malas. Romper puertas o ventanas, meter la mano en el bolsillo ajeno o tal vez hacer catarsis en una pelea callejera con el primer transeúnte que sin querer tropezó con otro como parte de esta ajetreada vida que llevamos.

Las asambleas convocadas periódicamente en los barrios como forma expresiva del llamado Poder Popular, cada día menos concurridas, se diluyen en explicaciones, sin soluciones concretas. Si usted le pregunta a un cubano medio, a voz callada, sobre el sindicato, le contará su indignación por pagar una cuota mensual de afiliado sin recibir apoyo alguno ante las muchas calamidades laborales que padece.

Este mismo compatriota sabe que en su trabajo, delante de sus ojos y con su propia participación, directa o indirecta, se roba al estado, se violan la normas, se engaña a los demás. De tanto engañarnos ya nadie está realmente engañado. Sencillamente le cobramos a otros lo que a nosotros nos hicieron anteriormente o lo que suponemos nos harán más adelante.



Es fácil explicar por qué tanta conducta antisocial en medio del actual marasmo que es la sociedad cubana. Únicamente con una auténtica democracia participativa, tanto en lo económico como en lo político, encontraremos fuerzas para romper la desidia que hoy consume a la sociedad cubana.

por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente














Aumenta la delincuencia en la capital

El nivel de robos  en  viviendas y propiedades del gobierno  ha crecido en lo que va de año, según informó la policía a los dirigentes de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de la capital, en reunión efectuada en la tarde del 22 de agosto, en el  Poder Popular de la Habana Vieja.
Los delincuentes seleccionan las viviendas, marcándolas con un número determinado, teniendo en cuenta el nivel económico de las mismas, dijo el primer teniente Eliecér.  ¨Ellos estudian muy bien la zona  para cometer el delito¨, aseguró el oficial . ¨Se puede hablar de pandillas con cierto nivel de organización¨.
Se  pide a los CDR que aumenten la vigilancia y  trabajen en coordinación con las patrullas de recorrido de la policía. ¨Están robando en bodegas, en las tiendas recaudadoras de  divisa y nadie ve nada.¨ se lamentaba el oficial. ¨Los delincuentes aprovechan la falta de vigilancia, para romper  ventanas, puertas y  llevarse cualquier cosa,  especialmente equipos eléctricos.¨ concluyó.
En la reunión,  se  habló de la prostitución en las calles, el consumo de drogas, el  alcoholismo  y las medidas que se pondrán en práctica para combatir estos males, para ello la policía cuenta con la colaboración de los CDR y de otras organizaciones políticas .

¨Existe toda una indisciplina social que tenemos que combatir y para ello contamos con el apoyo de todos los  revolucionarios¨, aseguró Carlos Pastrana presidente del Poder Popular Municipal.
                Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

viernes, 16 de agosto de 2013

El Islam es una religión de Paz.

Lázaro Fresneda Fernández, Abdul Ráman en el Islam,  denuncia  que estuvo preso en el cuartel de la seguridad del estado ¨Villa Marista¨, acusado de actos de terrorismo contra el gobierno cubano. En los interrogatorios un oficial instructor llamado Tony, cuestionó  su religión y su amistad con el expreso político Ángel Moya y Bertha Soler, líder de las Damas de Blanco.
¨El  25 de Julio  me encontraba en oración cumpliendo con el sagrado mes del Ramadán, relata Lázaro. ¨De repente tres agentes de la policía política  irrumpieron  en mi casa en el Reparto Alamar y a empujones  me metieron en un auto patrullero DSE (seguridad del estado)  en presencia de mi asustada familia¨.
¨Me llevaron para ¨Villa Marista¨  en el municipio capitalino de Arrollo Naranjo, con las manos esposadas en la espalda y la cabeza metida entre las piernas. Al llegar me tomaron las huellas dactilares y tiraron fotos, luego me enviaron para una celda con un aire acondicionado muy fuerte, donde estuve veinticuatro horas. Al siguiente día me trasladaron para otra celda  con un preso que no dejaba de hacerme preguntas. 
Lázaro Fresneda dice que el  oficial le preguntó sobre su vida privada, su conversión al Islam y el número de musulmanes en Cuba. Además del tipo de apoyo que recibían de las embajadas de países Islámicos, especialmente dinero del Reino de Arabia Saudita y Turquía.
¨Yo les dije que los diplomáticos nos trataban con mucho respeto¨.  ¨El Islam es una religión de Paz¨. Le dijo Lázaro.  ¨El tiempo que estuve detenido no me preguntaron de actos de violencia o de terrorismo, todos los interrogatorios eran sobre la religión y los derechos humanos, nada más¨.
A los doce días Lázaro Fresneda Fernández fue puesto en libertad, con la advertencia de que serían vigilados  sus movimientos. Esto último se ha cumplido estrictamente, el jefe de sector de la policía de su localidad lo cita y amenaza continuamente.


              Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

viernes, 9 de agosto de 2013

Estados Unidos y Cuba: agradecimientos y olvidos

Dijo nuestro Apóstol José Martí: “El sol tiene manchas, los desagradecidos hablan de las manchas, los agradecidos hablan de la luz”.

Si la democracia existe, al menos en Estados Unidos está el primer ejemplo. Tierra segunda de José Martí a la hora de forjar el camino  hacia su propia identidad nacional. Ningún otro país le ofreció la tranquilidad necesaria para planificar y realizar su proyecto independentista.

Recuerdo a los Rough Riders de Teddy Roosevelt combatiendo en las lomas de San Juan junto a nuestros mambises, conquistando al fin la ansiada independencia, negada durante tres décadas por la obstinación hispánica. La guerra estaba ganada, dicen los libros, pero sin la intervención norteamericana duraba tal vez diez años más.

Se habló siempre mal de los yanquis en Cuba, de una enmienda Platt votada finalmente por los constituyentes cubanos con datos divididos, 16 a favor y 11 en contra, apéndice constitucional definitivamente eliminado por otro célebre Roosevelt, Franklin Delano, en 1934.

¿Qué esperamos del norte? ¿La solución de nuestros problemas? Pues no será así; en la filosofía norteamericana cada cual debe resolver sus asuntos, lo que es demostración cabal de total independencia.

 Vinieron los tiempos de Fidel Castro, polémico enemigo de “los americanos”, algo que parece ser asunto personal, diríamos obsesión mental, sin explicación lógica dados los extremos del planteamiento político.


Pero aún así volvieron los norteamericanos de Bush, declarados en la extrema derecha estadounidense, a darnos una mano con libre comercio de alimentos después de varios huracanes que destrozaron al país. Nadie habló mal entonces, con los huevos, los cuartos de pollo y hasta las manzanas que entonces inundaron nuestras tiendas, pagadas aquí en dólares convertidos a pesos.

Durante una década Cuba compró cientos de millones de dólares en alimentos, directamente importados del mercado norteamericano. Se demostró que tal comercio era posible, necesario, pero con la regulación de pagar, algo al parecer no muy comprensible por el gobierno cubano de entonces.

Sin Internet, lejos de las comunicaciones globales propias de esta modernidad a nosotros negada, Estados Unidos ofreció puertas, ventanas, aires nuevos, apadrinando cualquier intención pacífica, loable, de intercomunicación con el mundo exterior. Los acusaban de intervencionistas cuando en la práctica nos permitían conocer la realidad fuera de nuestras fronteras, marcadas por el inmenso mar.

Ahora el  gobierno de Raúl Castro, presionado por la actitud de los americanos, abrió una pequeña brecha ante Internet. De muchas maneras se la debemos a nuestros vecinos del norte, tan recriminados por la política oficial.

Vivimos del dinero enviado desde Estados Unidos. Las últimas estadísticas hablan de dos mil seiscientos millones de dólares en un año, dinero cash, sin costo alguno, financiando las reformas económicas que actualmente se realizan, avanzando lentamente hacia el capitalismo, en vida de los líderes que crearon un mundo interior totalmente opuesto a la nueva realidad.

Como se sabe y nada se comenta en la prensa oficial de mi país, El gobierno de Obama flexibilizó el envío de remesas, permitiendo el actual flujo de dinero efectivo desde USA hacia Cuba. No conozco declaración orgullosa del gobierno cubano contra esta sencilla acción, nada divulgada, pero más efectiva que miles de cuartillas impresas o páginas formateadas en las redes digitales.

Verdaderamente, si miro la historia, desde los últimos doscientos años, no hay americanos muertos en mi país a consecuencia de enfrentamientos con nosotros, tampoco cubanos liquidados en guerras con los gringos. Reto a cualquier especialista si desea mostrar nombres de cientos, al menos decenas de combatientes caídos de ambas partes en combates comunes.

Esto es todo un Big Show, creado por la propaganda contraria al restablecimiento de relaciones históricas que deben ser normales, buenas, como corresponde a vecinos de larga data histórica. Nunca olvido la Joint Resolution del 19 de abril de 1898, cuando el Congreso de los Estados Unidos ratificó que “Cuba debe ser y de derecho es libre e independiente.”


Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

miércoles, 7 de agosto de 2013

El Capitolio Nacional y su restauración.

El Capitolio Nacional  lleva dos años con  trabajos de  restauración  y por el momento no  tiene una fecha de término,  el costo  supera los tres millones de dólares, según afirmaron especialistas de  la  Oficina de Restauración y Conservación de Monumentos del Historiador de la Ciudad, encargada de la obra.
¨Para trabajar aquí,  hay que ser  un maestro   y  tenemos poca gente  que conocen del oficio de restauración¨,.. ¨Esto es muy caro y el gobierno dice no tener dinero¨…. palabras de Daniel Fernández, trabajador de Monumentos.¨
El  Capitolio se construyó en los años 1928 a 1931  por decisión  del entonces presidente, general Geraldo Machado Morales. En este lugar tuvo su sede la Asamblea Constituyente que promulgo la famosa Constitución de 1940. En sus salones radicaron los poderes  legislativos, la Cámara de Representantes y el Senado de la Republica.  Esta  obra fue realizada por el arquitecto Eugenio Raynieri Piedra.
Bajo la cúpula  había un  brillante de 25 Kilates  que según dicen perteneció al último Zar de Rusia Nicolás II. Esta joya  marcaba el kilómetro cero de las carreteras de Cuba. En el año 1973   fue sustituida  por una réplica,  el original se encuentra en las bóvedas del Banco Nacional.
Los   jardines prácticamente no existen, por el tránsito de personas que atraviesan el césped para  dirigirse  a las paradas de ómnibus diseminadas por los  alrededores. La falta de interés del gobierno en resolver el problema los ha convertido en terrenos de juegos de pelota.
La  estatua de La Republica hecha de bronce de 15 metros de altura y 30 toneladas de peso,  obra del escultor italiano Angelo Zanelli, se encuentra en muy mal estado, la misma ha perdido color, brillo y bronce por el cemento utilizado en  trabajos de mantenimiento. En su momento esta escultura era  la segunda del mundo bajo techo.
  En los años 70 del pasado siglo, el Capitolio fue utilizado para mostrar   los adelantos científicos técnicos de la antigua Unión Soviética. El mismo ha sido  refugio de  damnificados  por  derrumbes o ciclones. Sus salones fueron restaurantes  para el turismo internacional y las  áreas  exteriores para entrenamiento  militar. Todo esto ha contribuido al robo y la destrucción.
 En este lugar radica  la Academia de Ciencias de Cuba subordinada al  Ministerio de Ciencia y Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

 Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

MARIELA CASTRO Y LA COMUNIDAD LGBT

Cada fin de semana en La Habana, el largo muro del Malecón parece agrietarse ante los ecos de las prédicas que nos ofrece el CENESEX- Centro Nacional de Educación Sexual- liderado  por la señora Mariela Castro Espín, empeñada en la mas amplia tolerancia para tan peliagudo asunto, y de otra parte, la cotidianeidad no aceptable a los ojos  de la policía y de muchos cubanos, en el área de mayor concurrencia de la capital del país.

El CENESEX,  organiza diversas actividades para mostrar la conocida tesis de que la homosexualidad no es una enfermedad, de que estas personas merecen respeto, trato igual y no deben ser discriminadas.
Muy bien nos parece desde nuestra postura como cristianos, ajenos a cualquier forma de discriminación entre los seres humanos. Sin embargo, el problema de la  homosexualidad crece  entre nosotros ligado al de la  prostitución, el mismo  se ha extendido  en  todos los niveles y al parecer, Mariela,   intenta darles  un espacio social a estas personas,   cerrando las vías que llevan a la discriminación pero, nuestra  sociedad  ha  mostrado siempre una tendencia a la segregación de aquellos cuyas preferencias sexuales difieren de la tradicional línea histórica, fuertemente señalada  por los últimos cincuenta años.

Preocupa sobre todo  ver a jóvenes comercializando sus  cuerpos, donde los “pescadores” son prioritariamente turistas que, desde otras naciones, manejan a su antojo las opciones de contar con un poder adquisitivo muy superior, magnificado adicionalmente por la existencia en Cuba de dos monedas circulantes con una ostensible disparidad en el cambio. En las noches, se exhiben, esperando a un señor europeo que les hará una invitación y de ahí al cuarto. Tal vez tendrán regalos, pero, ¡Ojo con el asunto! , están a riesgo, pues conversar con  el turista es un problema aquí...La policía y sus cámaras están al tanto de cada movimiento. Los muchachos serán requeridos a través de una simple fórmula:-
“Por favor, muéstreme su documento de identidad.”


  La rutina es separarlos de sus  presuntos amigos y detenerlos  por asedio al turismo. La acción puede  repetirse y entonces quedarán fichados, y sujetos a sanciones mayores. Lo  molesto del caso, además del asedio inexistente, es ver como  los de otras naciones vuelven a la  carga con su moneda dura en el bolsillo, en tanto los nuestros “jugarán cabeza” a los guardias para escapar a su vigilancia.

En un país marcado  por la intolerancia y el no respeto a los derechos humanos, llama la atención que Mariela se muestra como la más tolerante de las personalidades, captando la popularidad de un sector social tradicionalmente discriminado, y reprimido. Hay una pregunta: Qué se está buscando más allá de las cámaras y los espectáculos, en una realidad  cambiante, donde  los líderes históricos pasaron la raya de la esperanza de vida media del cubano?

En mi opinión la comunidad  LGBT  es una señal de los tiempos, la cual es  bien aprovechada por la Sra. Mariela Castro para alcanzar una dimensión personal como  líder político posible en el futuro incierto de nuestra nación.



La envidia y los americanos

Nos dice el Gran Larousse que la envidia viene del latín, invidere, es decir, ver con malos ojos. Luego acudo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua española y buscando los pecados capitales, encuentro la siguiente definición muy a tono con la forma de mirar a los estadounidenses, su nación en particular, desde la Cuba oficial y buena parte de los cubanos en general:

Envidia: Tristeza del bien ajeno.

La sugerencia viene de un amigo en el parque central de La Habana, quien simplemente me dijo: a los americanos lo que le tienen es tremenda envidia. Si ahora mismo “abren el banderín”, no alcanzan los barcos para los que se van. El mismo millón de manifestantes en la Plaza de la Revolución coge el camino de Miami.

¿Qué nos sucede con los estadounidenses? Escribo la palabra porque buscando y buscando encontré el gentilicio oficial, al menos en idioma español. La respuesta certera, como bien me dijeron en el parque, vox populi, es sencillamente la envidia. Lo corroboré con otra conversación, mejor dicho, discusión, esta vez frente a una persona bien marcada por el pensamiento oficialista, quien no se detiene en epítetos ofensivos hacia los también conocidos como norteamericanos.

¨Estados Unidos le debe miles de millones de dólares al mundo¨. ¨Los americanos le robaron a México más de la mitad de su territorio¨. ¨Si no fuera por el bloqueo Cuba sería un país altamente desarrollado¨. ¨Nos agreden constantemente, ellos son la causa de nuestros problemas¨. ¨Es el enemigo principal¨.

Frases y frases se repiten, pero a este interlocutor atrincherado le hice una inesperada pregunta: ¿Dime cuántos cubanos han muerto, directamente, bajo los ataques de soldados norteamericanos? Puedo hacerte la pregunta al revés, es decir, americanos caídos en combate frente a nuestras fuerzas armadas?

Después de mucho hurgar en la historia, tal vez sean dos o tres nombres, sin exagerar, de bando y bando. Nada más. En Vietnam fueron cerca de sesenta mil soldados muertos en combate y más de tres mil aviones derribados, de la parte americana, en tanto los vietnamitas perdieron a millones de personas en una cruenta guerra. Hoy tienen embajadas, relaciones comerciales normales, en fin, un panorama muy diferente a nuestra obcecación, envidia digo, hacia los poderosos vecinos del norte.

La prensa nacional se regodea con los tiroteos en las escuelas, el desempleo, el racismo.  Nos hablan de los drones matando a inocentes en la frontera afgana-paquistaní y hasta aseguran que Bin Laden está vivo o, nueva versión, la mayor parte del comando que ejecutó al terrorista, tal cual la maldición de una momia egipcia, ha fallecido inexplicablemente. Esto último lo publicó, sin otros detalles, el muy serio periódico Granma.
Cada vez que hay un atentado terrorista en los Estados Unidos  aquí se canta victoria y después se envía una nota de condolencia.

Poco o nada se escribe de algún adelanto científico, el Hubble, la llegada a la Luna, el infinito viaje del Voyager, el I-Pod o  de la ayuda  enviada  cuando ocurre algún desastre natural.

Le dije al atrincherado contrincante de días atrás: tengo amigos en los Estados Unidos, gente que admiro, como Danny Glover, Alice Walker, Steven Spielberg,…hay otros menos conocidos y entonces vulnerables, de quiénes no hablo. Todos tienen a la bandera de las barras y las estrellas como divisa. Aman a su país y así debe ser, tal y como yo amo al mío.

¿Por qué no podemos ser amigos? Los enemigos de la reconciliación acuden a una larga lista de enfrentamientos y atropellos, reales o exagerados, que jamás sería una mínima parte de lo sucedido en Vietnam, sin embargo, los sabios hijos del Tío Ho encontraron un modelo de convivencia diferente. Parece que la envidia no es naturaleza de los asiáticos.

Cuba no ha podido encontrar el camino del desarrollo. Durante la pasada década, apremiados por las circunstancias, llegamos a comprar más  mil millones de dólares anuales en alimentos, directamente desde los Estados Unidos, pero nuestros mediocres líderes siguen repitiendo que   los ¨Yanquis¨ son la causa de nuestra pobreza  y mala administración. El bloqueo lo justifica todo.

Respetar al vecino, no importa su tamaño, está bien, pero obviar la importancia de sus dimensiones y de su desarrollo es un craso error político, demostración de la pérdida del sentido común, de la cabeza, de lo “capital”, es decirlo claramente, nos conduce el pecado más allá de su interpretación puramente religiosa.

Es obvio que Cuba y los Estados Unidos pueden y deben tener mejores relaciones, existen incomprensiones de parte y parte, pero yo, como cubano, lejos de ese pecado capital que es la envidia, insisto en los problemas que a nosotros atañen. Hoy viven en territorio norteño más de un millón de compatriotas, cuyos ingresos salvan a la economía nacional de la catástrofe.

¿Por qué hablar mal de la mano que te da de comer? ¿Cómo acusar a un país cuya economía sostiene la tuya? La ideología oficial se estrella contra los hechos, y los hechos son porfiados. Un solo cubano de regreso al país, en calidad de visitante, una pequeña ayuda monetaria vía Western Union, vale por mil palabras de la prensa comunista.

Es tiempo de terminar con el invidere, los malos ojos, el pecado capital de la envidia. Capital no solamente por su importancia, sino porque está en la cabeza, es pecado mental y mortal. Nos conduce al abismo. Otra realidad es posible.


La Petro-dependencia de Cuba ante una posible guerra civil en Venezuela.

La mayoría de los cubanos rezan, junto a sus gobernantes, para que el gobierno chavista controle al fin la situación creada. No es que muchos acá seamos devotos de Chávez, tal cual nos pintan en los medios nacionales de prensa, es que no queremos volver a las velas, el agua de beber a temperatura ambiente y los frecuentes apagones.

Depender de una potencia extranjera, especialmente en materia energética, es un viejo signo de nuestra historia. Cuando desapareció la URSS nos las vimos negras en el completo sentido de esta palabra. Vino el triunfo de Hugo Chávez, amigo personal del liderazgo histórico de la Revolución y como dicen los cubanos, llegó un “salve”.

Ahora Venezuela está dividida políticamente luego de los resultados electorales, sorpresivos para la mayoría en mi país. Aquí juzgamos el acontecer político a través de los cristales que la burocracia regente sobre la prensa nacional coloca ante nuestros ojos.

Antes de las elecciones se hablaba de “marea roja en Caracas”, recalcando “un récord histórico de participación popular” en los comicios presidenciales. Nicolás Maduro utilizó a su favor ventajas sustanciales: Su condición de Presidente en ejercicio, unos escasos treinta días previos al referendo y en especial los sentimientos populares, motivados por la pérdida del líder revolucionario que le designó como sucesor.

Aún contando con tales vallas delante, Henrique Capriles obtuvo setecientos mil votos más que cinco meses atrás. Los sapientes comentaristas de la prensa cubana, unidos a sus homólogos de los medios chavistas en Venezuela, señalaban toda clase de errores al actual gobernador de Miranda, sin embargo, el resultado final fue un empate técnico, lógicamente cuestionado por el opositor.

En Cuba hay silencio absoluto en torno a una lógica explicación de estos resultados, que causan verdadero estupor tanto en la Isla como en las tierras del Orinoco. Allá será contraproducente el uso de las fuerzas armadas como elemento represivo, dadas las reiteradas declaraciones del desaparecido Chávez, en torno al carácter genuinamente popular de este cuerpo armado.

Hasta ahora el Presidente electo habla de Paz, intentando ganar tiempo. Tiempo se intenta ganar también por acá, dadas las inesperadas circunstancias. Cuba está a punto de perder el petróleo fácil que le llegaba desde Maracaibo. Apelando a la intuición, dentro de tres años la oposición podría reclamar un referendo revocatorio. La hora de Capriles habrá llegando entonces, por aquello de que a la tercera va la vencida.

Queda el cuestionamiento de un proceso revolucionario carente de apoyo mayoritario dentro de la población, a pesar de los catorce años de demagogia chavista, repartiendo los recursos petroleros entre los pobres, sin construir una sólida economía nacional. La imagen nos toca de cerca, aunque en Venezuela el don del subsuelo les permite aguantar la parada.


Los comunistas reparten mientras pueden, crean una gran burocracia y posteriormente la historia les pasa la cuenta. Burocracia corrupta, inflación, altos índices de desempleo, caída del poder adquisitivo por la devaluación monetaria y elevadísimos índices de violencia. De tales problemas no se habló nunca en la prensa oficial cubana o venezolana.




Ahora enfrentamos la sorpresa que no era tal si se hubiera hablado claramente de los asuntos antes enunciados. Para los que no encuentran salidas propias, como sucede en Cuba, la opción es rezar por el milagro de evitar una guerra civil, entre tanto buscan un “Plan B” ante la próxima victoria electoral de Henrique Capriles Radonski.



 Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

viernes, 2 de agosto de 2013

Las prostitutas y la esquina del Louvre

La esquina, donde se ubicaba el  “Gran Café El Louvre”, nos recibe con su historia celosamente guardada, recuerdos de personajes ilustres, sitio de encuentro de habaneros y visitantes desde hace más de un siglo.

Célebres fueron los jóvenes capitalinos que a finales del siglo diecinueve, capitaneados por el mítico General Julio Sanguily, se enfrentaron repetidamente a los desmanes del ejército colonialista español. Estos muchachos habaneros llegaron a  custodiar públicamente al Mayor General Antonio Maceo, quien se alojó unos seis meses en el Hotel Inglaterra, ubicado en la famosa acera del  Louvre.

El “Inglaterra” sigue ahí, convertido en el más antiguo hotel cubano en funciones, hospedando a centenares de turistas, multiplicados en toda el área circundante, marcada por el emblemático Parque Central.
Pero en nuestros días la acera del Louvre se ha convertido en el paseo de las prostitutas y sus chulos, listos para ligar un turista ávido de placeres sexuales, asequibles por apenas unos dólares, tal vez cinco o diez luego de una hora de apurada satisfacción corporal.

Aparentemente el asunto no parece fácil de alcanzar, digamos que todas las esquinas tienen cámaras vigilantes, repartidas de forma tal que cubren un espacio realmente grande en todas sus dimensiones. No falta la policía uniformada, de día y de noche, tampoco los agentes vestidos de civil. La mayoría  corruptos, fáciles de manejar.

Aún así uno se asombra porque las mismas caras aparecen noche a noche. En cualquier otro país es factible mencionar nombres de mujeres tristemente famosas con este antiguo oficio, aquí no es posible. La mayoría son ilegales por partida doble, como prostitutas y como residentes en la ciudad, pues al ser provincianas, las regulaciones migratorias internas pueden enviarlas de regreso a su terruño.

Lo peor es visualizar muchachas menores de edad ejerciendo “el más antiguo de los oficios.” Es usual que ronden acompañadas de alguna persona mayor, con rostro “respetable”, tomándose un helado con engañosa inocencia escolar, esperando  un cliente.


Los jóvenes rebeldes, al estilo de aquellos honorables que escoltaron al jefe mambí de nuestra independencia, brillan por su ausencia. El apóstol José Martí alza su figura a tamaño natural en el centro de la plaza, con el brazo derecho extendido y el dedo índice acusador, advirtiendo simbólicamente lo que anda mal en el país. Lamentablemente lo colocaron de espaldas a la acera del Louvre, mirando hacia la Habana Vieja.  

Las cámaras, los policías, los transeúntes y los turistas, ven o no ven, según sea el caso, los intereses o los valores de cada persona. A juzgar por el panorama y los resultados, una crisis de valores está carcomiendo a la sociedad cubana.