Hay tiendas especializadas en proporcionar todo
lo necesario para realizar cualquier ceremonia de santería. El comercio abarca
desde la ropa hasta un manojo de hojas de cualquiera de entre las muchas
plantas necesarias en las ceremonias. La apertura del comercio privado estimuló
este lucrativo negocio, floreciente al punto de crear cuadras enteras de
tiendas, como sucede a un costado de la plaza de los Cuatro Caminos.
Otro particular incentivo es el turismo, con la
natural curiosidad de los visitantes hacia cosas poco vistas en sus países de
origen. Las ceremonias se pagan a precios en Pesos Convertibles (CUC), similares
a dólares estadounidenses. Desde el ritual de iniciación, pasando por hacerse
santo o llegar a la suprema dignidad de Babalao, reservada sólo a los
varones, los gastos para el interesado
oscilan entre unos cientos y varios miles de CUC. Los nacionales afrontan
precios igualmente altos si se tienen en cuenta las diferencias de ingresos.
Conocida como Regla de Ocha Ifá, esta religión
cuenta con un Consejo de Sacerdotes Mayores (Babalaos), que se reune
periódicamente, emitiendo diversos documentos, entre los cuales el más esperado
es la llamada Letra del año. Se aprecia el interés por preservar el culto tal
cual fuera trasmitido oralmente siglos atrás.
Los también llamados Olúos insisten en
desestimar las querellas motivadas por variaciones en la práctica de los
rituales, muchos y complicados a la vez. Es bueno recalcar que La Santería no cuenta con
una estructura de poder, capaz de dictar cánones a sus dignatarios y devotos.
Significativamente, las preocupaciones de la Asociación Cultural
Yoruba de Cuba están lejos del tema monetario. En la propia sede de la
institución los precios para visitar su museo son: 15 CUC para los extranjeros y
cinco pesos moneda nacional a los cubanos. El Museo de la Revolución Cubana,
entidad de su tipo emblemática en la nación, fija su entrada a los turistas en
seis pesos Convertibles.
No es posible censar el número de adeptos a La Santería en Cuba, pero al
palpar la vida diaria se aprecia que tienen preferencia mayoritaria frente a
los cristianos, católicos o protestantes, así como otras religiones practicadas
entre nosotros.
Santeros y no Brujos, lo aclaro, recordando un
artículo publicado años atrás por la revista del exilio Encuentro de la Cultura Cubana. Citando al
investigador y sacerdote Ifá(babalao), Rómulo Latachañeré, este le enmienda la
plana nada más y nada menos que a Don Fernando Ortiz, aclarando que la
calificación de brujería responde a criterios despectivos, discriminatorios
además, heredados del colonialismo español, determinados por los prejuicios
católicos de entonces. Se trata, según Latachañeré, de la Religión de
los Orichas, es decir, de Los Santos.
Tal parece que la crisis de valores en que
vivimos, reconocida inclusive por el liderazgo político de la nación, favorece
a los santeros, cuyas consultas aumentan en la preferencia popular. Crece la
frecuencia de emigrantes cubanos que, antes de partir o durante su primera
vuelta a la patria, acuden a la santería como acción de gracias o resguardo
previo a la aventura.
Entre tanto, los Babalaos y demás categorías
dentro de la escala encargada de ejecutar los rituales de la Regla de Ocha Ifá, dicen
apartarse de la política, apoyan en lo sustancial al gobierno, aconsejando a
sus fieles dedicarse a procurar el bien material y espiritual para ellos, sus
familias y amigos.
La propia Letra del Año, oráculo que emite el
Consejo Supremo de Sacerdotes de Ifá, está en sintonía con las preocupaciones
estatales. Este año la profecía dice que gobierna Oricha Oko, emparentado en la
tradición con San Isidro Labrador, patrón de los campesinos.
Los precios de los productos agrícolas crecen,
la alimentación diaria constituye el trauma principal de los cubanos. Las
reformas han comenzado en los campos, pero sus resultados están lejos de verse
en la mesa de los hogares. Dicen los Babalaos: Un bien de Salud, escrito, firme
en la tierra, que lo proporcionarán todos los Orichas.
Ojala sean palabras premonitorias que lleguen
hasta la deidad suprema Yoruba Olodumare o Nuestro Señor Jesucristo. El pueblo
cubano, a través de su religiosidad clama por su realización.
Por Mario
Hechavarria Driggs, periodista Independiente.
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