Cada fin de semana en La
Habana, el largo muro del Malecón parece agrietarse ante los ecos de las
prédicas que nos ofrece el CENESEX- Centro Nacional de Educación Sexual-
liderado por la señora Mariela Castro
Espín, empeñada en la mas amplia tolerancia para tan peliagudo asunto, y de
otra parte, la cotidianeidad no aceptable a los ojos de la policía y de muchos cubanos, en el área
de mayor concurrencia de la capital del país.
El CENESEX, organiza diversas actividades para mostrar la
conocida tesis de que la homosexualidad no es una enfermedad, de que estas
personas merecen respeto, trato igual y no deben ser discriminadas.
Muy bien nos parece desde
nuestra postura como cristianos, ajenos a cualquier forma de discriminación
entre los seres humanos. Sin embargo, el problema de la homosexualidad crece entre nosotros ligado al de la prostitución, el mismo se ha extendido en todos
los niveles y al parecer, Mariela,
intenta darles un espacio social
a estas personas, cerrando las vías que
llevan a la discriminación pero, nuestra
sociedad ha mostrado siempre una tendencia a la
segregación de aquellos cuyas preferencias sexuales difieren de la tradicional
línea histórica, fuertemente señalada
por los últimos cincuenta años.
Preocupa sobre todo ver a jóvenes comercializando sus cuerpos, donde los “pescadores” son
prioritariamente turistas que, desde otras naciones, manejan a su antojo las
opciones de contar con un poder adquisitivo muy superior, magnificado
adicionalmente por la existencia en Cuba de dos monedas circulantes con una
ostensible disparidad en el cambio. En las noches, se exhiben, esperando a un
señor europeo que les hará una invitación y de ahí al cuarto. Tal vez tendrán
regalos, pero, ¡Ojo con el asunto! , están a riesgo, pues conversar con el turista es un problema aquí...La policía y
sus cámaras están al tanto de cada movimiento. Los muchachos serán requeridos a
través de una simple fórmula:-
“Por favor, muéstreme su
documento de identidad.”
La rutina es separarlos de sus presuntos amigos y detenerlos por asedio al turismo. La acción puede repetirse y entonces quedarán fichados, y
sujetos a sanciones mayores. Lo molesto
del caso, además del asedio inexistente, es ver como los de otras naciones vuelven a la carga con su moneda dura en el bolsillo, en
tanto los nuestros “jugarán cabeza” a los guardias para escapar a su
vigilancia.
En un país marcado por la intolerancia y el no respeto a los
derechos humanos, llama la atención que Mariela se muestra como la más
tolerante de las personalidades, captando la popularidad de un sector social
tradicionalmente discriminado, y reprimido. Hay una pregunta: Qué se está buscando más allá de las cámaras y los espectáculos, en
una realidad cambiante, donde los líderes históricos pasaron la raya de la
esperanza de vida media del cubano?
En mi opinión la
comunidad LGBT es una señal de los tiempos, la cual es bien aprovechada por la Sra. Mariela Castro
para alcanzar una dimensión personal como
líder político posible en el futuro incierto de nuestra nación.
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