miércoles, 7 de agosto de 2013

MARIELA CASTRO Y LA COMUNIDAD LGBT

Cada fin de semana en La Habana, el largo muro del Malecón parece agrietarse ante los ecos de las prédicas que nos ofrece el CENESEX- Centro Nacional de Educación Sexual- liderado  por la señora Mariela Castro Espín, empeñada en la mas amplia tolerancia para tan peliagudo asunto, y de otra parte, la cotidianeidad no aceptable a los ojos  de la policía y de muchos cubanos, en el área de mayor concurrencia de la capital del país.

El CENESEX,  organiza diversas actividades para mostrar la conocida tesis de que la homosexualidad no es una enfermedad, de que estas personas merecen respeto, trato igual y no deben ser discriminadas.
Muy bien nos parece desde nuestra postura como cristianos, ajenos a cualquier forma de discriminación entre los seres humanos. Sin embargo, el problema de la  homosexualidad crece  entre nosotros ligado al de la  prostitución, el mismo  se ha extendido  en  todos los niveles y al parecer, Mariela,   intenta darles  un espacio social a estas personas,   cerrando las vías que llevan a la discriminación pero, nuestra  sociedad  ha  mostrado siempre una tendencia a la segregación de aquellos cuyas preferencias sexuales difieren de la tradicional línea histórica, fuertemente señalada  por los últimos cincuenta años.

Preocupa sobre todo  ver a jóvenes comercializando sus  cuerpos, donde los “pescadores” son prioritariamente turistas que, desde otras naciones, manejan a su antojo las opciones de contar con un poder adquisitivo muy superior, magnificado adicionalmente por la existencia en Cuba de dos monedas circulantes con una ostensible disparidad en el cambio. En las noches, se exhiben, esperando a un señor europeo que les hará una invitación y de ahí al cuarto. Tal vez tendrán regalos, pero, ¡Ojo con el asunto! , están a riesgo, pues conversar con  el turista es un problema aquí...La policía y sus cámaras están al tanto de cada movimiento. Los muchachos serán requeridos a través de una simple fórmula:-
“Por favor, muéstreme su documento de identidad.”


  La rutina es separarlos de sus  presuntos amigos y detenerlos  por asedio al turismo. La acción puede  repetirse y entonces quedarán fichados, y sujetos a sanciones mayores. Lo  molesto del caso, además del asedio inexistente, es ver como  los de otras naciones vuelven a la  carga con su moneda dura en el bolsillo, en tanto los nuestros “jugarán cabeza” a los guardias para escapar a su vigilancia.

En un país marcado  por la intolerancia y el no respeto a los derechos humanos, llama la atención que Mariela se muestra como la más tolerante de las personalidades, captando la popularidad de un sector social tradicionalmente discriminado, y reprimido. Hay una pregunta: Qué se está buscando más allá de las cámaras y los espectáculos, en una realidad  cambiante, donde  los líderes históricos pasaron la raya de la esperanza de vida media del cubano?

En mi opinión la comunidad  LGBT  es una señal de los tiempos, la cual es  bien aprovechada por la Sra. Mariela Castro para alcanzar una dimensión personal como  líder político posible en el futuro incierto de nuestra nación.



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