viernes, 9 de agosto de 2013

Estados Unidos y Cuba: agradecimientos y olvidos

Dijo nuestro Apóstol José Martí: “El sol tiene manchas, los desagradecidos hablan de las manchas, los agradecidos hablan de la luz”.

Si la democracia existe, al menos en Estados Unidos está el primer ejemplo. Tierra segunda de José Martí a la hora de forjar el camino  hacia su propia identidad nacional. Ningún otro país le ofreció la tranquilidad necesaria para planificar y realizar su proyecto independentista.

Recuerdo a los Rough Riders de Teddy Roosevelt combatiendo en las lomas de San Juan junto a nuestros mambises, conquistando al fin la ansiada independencia, negada durante tres décadas por la obstinación hispánica. La guerra estaba ganada, dicen los libros, pero sin la intervención norteamericana duraba tal vez diez años más.

Se habló siempre mal de los yanquis en Cuba, de una enmienda Platt votada finalmente por los constituyentes cubanos con datos divididos, 16 a favor y 11 en contra, apéndice constitucional definitivamente eliminado por otro célebre Roosevelt, Franklin Delano, en 1934.

¿Qué esperamos del norte? ¿La solución de nuestros problemas? Pues no será así; en la filosofía norteamericana cada cual debe resolver sus asuntos, lo que es demostración cabal de total independencia.

 Vinieron los tiempos de Fidel Castro, polémico enemigo de “los americanos”, algo que parece ser asunto personal, diríamos obsesión mental, sin explicación lógica dados los extremos del planteamiento político.


Pero aún así volvieron los norteamericanos de Bush, declarados en la extrema derecha estadounidense, a darnos una mano con libre comercio de alimentos después de varios huracanes que destrozaron al país. Nadie habló mal entonces, con los huevos, los cuartos de pollo y hasta las manzanas que entonces inundaron nuestras tiendas, pagadas aquí en dólares convertidos a pesos.

Durante una década Cuba compró cientos de millones de dólares en alimentos, directamente importados del mercado norteamericano. Se demostró que tal comercio era posible, necesario, pero con la regulación de pagar, algo al parecer no muy comprensible por el gobierno cubano de entonces.

Sin Internet, lejos de las comunicaciones globales propias de esta modernidad a nosotros negada, Estados Unidos ofreció puertas, ventanas, aires nuevos, apadrinando cualquier intención pacífica, loable, de intercomunicación con el mundo exterior. Los acusaban de intervencionistas cuando en la práctica nos permitían conocer la realidad fuera de nuestras fronteras, marcadas por el inmenso mar.

Ahora el  gobierno de Raúl Castro, presionado por la actitud de los americanos, abrió una pequeña brecha ante Internet. De muchas maneras se la debemos a nuestros vecinos del norte, tan recriminados por la política oficial.

Vivimos del dinero enviado desde Estados Unidos. Las últimas estadísticas hablan de dos mil seiscientos millones de dólares en un año, dinero cash, sin costo alguno, financiando las reformas económicas que actualmente se realizan, avanzando lentamente hacia el capitalismo, en vida de los líderes que crearon un mundo interior totalmente opuesto a la nueva realidad.

Como se sabe y nada se comenta en la prensa oficial de mi país, El gobierno de Obama flexibilizó el envío de remesas, permitiendo el actual flujo de dinero efectivo desde USA hacia Cuba. No conozco declaración orgullosa del gobierno cubano contra esta sencilla acción, nada divulgada, pero más efectiva que miles de cuartillas impresas o páginas formateadas en las redes digitales.

Verdaderamente, si miro la historia, desde los últimos doscientos años, no hay americanos muertos en mi país a consecuencia de enfrentamientos con nosotros, tampoco cubanos liquidados en guerras con los gringos. Reto a cualquier especialista si desea mostrar nombres de cientos, al menos decenas de combatientes caídos de ambas partes en combates comunes.

Esto es todo un Big Show, creado por la propaganda contraria al restablecimiento de relaciones históricas que deben ser normales, buenas, como corresponde a vecinos de larga data histórica. Nunca olvido la Joint Resolution del 19 de abril de 1898, cuando el Congreso de los Estados Unidos ratificó que “Cuba debe ser y de derecho es libre e independiente.”


Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario