viernes, 1 de noviembre de 2013

Medicina en Cuba: ¡si no hay dinero váyase por donde vino!

Recordando los sucesos del Hospital Psiquiátrico de La Habana en el año 2011, donde murieron más de treinta enfermos mentales en una noche invernal, hambrientos, sin protección ante el viento frío de aquella madrugada trágica, les aseguro que de no tratarse de una urgencia médica, no asista a ningún hospital de la capital, si usted no tiene dinero, olvide la pronta solución de su problema.

Los dementes fallecieron porque quienes debían ocuparse de ellos estaban “atareados” en apropiarse de los alimentos, ropa de cama, y demás vituallas puestas a disposición del personal hospitalario para atender a los internados. Es una marcada tendencia comercial, corrupta, extendida a todo el sistema de la salud pública cubana.

La estomatología es una de las actividades más cotizadas, con precios mínimos de 20 Pesos Convertibles (CUC) por varias extracciones y empastes, sin considerar prótesis, cuyo valor sería el doble o más. Muchas veces “falta” la anestesia, pero “aparece” por 5 CUC, resolviéndose el caso.

Ni hablar de las colas para ser atendido por los médicos de cualquier especialidad. Hasta la prensa estatal, partidista, de forma débil y parcializada, denunció recientemente el llamado “amiguismo”, consistente en atender a ciertos ciudadanos fuera de turno, evidentemente porque traen, trajeron antes o traerán después, buenos regalos a los médicos.

Conozco el caso de una mujer aquejada de fibroma sangrante, operada en el Hospital Hermanos Amejeiras, quien obsequió dos Pescados de a cinco kilogramos cada uno a los cirujanos que oficiaron en su intervención quirúrgica. De no haberlo hecho, la pobre mujer tendría que haber esperado  un año, porque  la cola al quirófano es larga.

  El popularmente conocido como hospital de “emergencias”, oficialmente General Freyre de Andrade, para nada cuenta el supuesto prestigio de un siglo de historia. Trasladar a una persona desde una sala de ingreso hasta el departamento de radiografía puede tardar largas horas, cambiadas por unos minutos si le regalas un peso convertible al  camillero. En la mayoría de los casos  el familiar acompañante, hace de camillero.

Las ambulancias representan otra conocida esfera de la corrupción. Al realizar la petición de auxilio, quien hace la llamada telefónica deberá entrenarse previamente en materia teatral, para expresar la mayor angustia posible en su tono de voz, agregando detalles extremos sobre el estado del doliente. El regreso a casa, cuando felizmente dieron de alta al paciente, es otra cosa. No hay lágrimas, tampoco urgencia. La solución será meter la mano en el bolsillo, pagando aproximadamente lo mismo que cobraría un taxista por el servicio.

Provoca ira escuchar o leer la proclamada gratuidad de la Salud dentro del país, mientras diariamente suceden cosas como las antes señaladas. Ahora el colmo es que las autoridades del MINSAP han colocado pancartas en los centros asistenciales, informando sobre los costos aproximados de estos servicios, evidentemente altos, como una amenaza de cuánto pagaríamos de eliminarse la proclamada “gratuidad.”


La gente vira el rostro a los carteles, pensando que, de hecho, lo que llaman gratis se está pagando doble, porque como se conoce en economía, nada es realmente gratuito en los servicios públicos. Los costos salen del sudor de los mismos que debieran recibir las debidas atenciones, ahora asequibles si se agregan los pagos adicionales que exige la corrupción.

Para finalizar, faltan especialistas en nuestros hospitales, sobre todo los más calificados,  porque miles de ellos se van al extranjero, donde al menos recibirán una pequeña parte de los buenos salarios que ofrecen a los galenos las entidades correspondientes de los países que rubricaron esos contratos con Cuba.

No hay secretos, el origen de la situación se explica con cifras de la economía cotidiana. Un Doctor recibe al mes el equivalente a 20 o 30 dólares. Trabajando en el exterior será un poquito más, con otras opciones, quedándose siempre el estado con la parte gruesa del pastel.

Por transición directa, los siguientes afectados están más abajo en la escala, es la mayoría del pueblo cubano que, como dije al principio, de no tener dinero para pagar subterráneamente los servicios médicos, deberá regresar a casa; digo... irse al carajo como decimos en buen cubano.

 Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente.


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