“Cuba denuncia presencia de
mercenarios en los foros paralelos de la cumbre de Las Américas”. (Granma, 8 de
abril)
De
nuevo se propaga entre los cubanos el virus de los epítetos, en La Habana le
llaman “cartelitos”, la variante crónica de esta enfermedad política se conoce
como los mercenarios.
Se
trata de San Benitos al más puro estilo inquisitorio español del siglo XIX,
encasquetados sobre aquellos opositores al régimen que lograron llegar a
Panamá. El periódico del PCC dice: “Integran una exigua “oposición” fabricada
desde el extranjero, carente de toda legitimidad y decoro.”
La
historia de Cuba nos acerca al destino manifiesto de los mercenarios:
Todo
comenzó en abril de 1961, Playa Girón o Bahía de Cochinos, según desde donde se
escriba la historia. Los invasores del plan Pluto se convirtieron en los
primeros cubanos estigmatizados por la naciente revolución socialista con el
epíteto de mercenarios.
Eran
unos 1500, aunque la invasión fue financiada por la CIA, ellos no calificaban
en la clásica interpretación del mercenarismo, una forma de reclutar soldados
típica de la Grecia decadente del siglo IV antes de Cristo.
La
Brigada 2506 fue arrasada por una avalancha de combatientes mientras esperaban
el prometido apoyo aéreo de los Estados Unidos. Pelearon por ideales, no por una
paga. Contrario a lo común para tales operaciones militares, tuvieron 115 bajas
en tanto los defensores 176.
Desde
entonces el “cartelito mercenarios” es un excelente Joker para la propaganda
oficial en Cuba. Veamos otro caso:
Las
Damas de Blanco recibieron el premio Sajárov del Parlamento europeo,
institución con la cual negocia el gobierno cubano un acuerdo de cierta paz
interior y renovadas relaciones económicas exteriores, imperiosa necesidad al
sobrevivir de un socialismo experimental fracasado al que se pretende
“actualizar”.
Estas
mujeres desafían las calles habaneras, “propiedad de los revolucionarios”, armadas
de flores. Son parte esencial de las detenciones masivas que el pasado mes se
dispararon a más de 600 casos. De acuerdo al epíteto de curso son
“mercenarias”.
En
tanto, el gobierno cubano pagó el viaje, estancia y demás gastos en Panamá a
cientos de personas, calificadas por ellos mismos, según Granma: “Representantes de Cuba en los Foros
Paralelos de la Cumbre de las Américas.”
El
colmo llegó con las declaraciones de Liaena Hernández Martínez, Diputada a la
Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Comité Nacional de la
Federación de Mujeres Cubanas (FMC), quien aseguró ser representante de una
ONG.
¿La
FMC es no gubernamental? Liaena omite deliberadamente el artículo #5 de
la constitución vigente en el país desde 1976:” El Partido Comunista de Cuba, es la fuerza dirigente superior de la sociedad
y del Estado, que organiza y orienta los
esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el
avance hacia la sociedad comunista.”
Por las claras, la FMC está bajo la
dirección, control y financiamiento del binomio Partido-Estado, no es, ni en
nuestro país se permite organización no gubernamental alguna. El San Benito en
boga es buen sombrero para los autodenominados “representantes de Cuba en los Foros Paralelos de la Cumbre de las
Américas.”
Es difícil escapar al destino manifiesto
de los mercenarios.
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista Independiente
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