viernes, 24 de abril de 2015

El Miedo, un gas paralizante.

El jueves en la mañana   miembros  de  la  Unión Patriótica de Cuba, UNPACU  recibieron golpes y gritos de  las llamadas   Brigadas de Respuesta Rápida  ubicadas   en el capitalino Parque Central. 
En Santa Clara fue confirmada la gravedad del preso político Yuriet Pedroso, quien se mantiene por más de 50 días en huelga de hambre, internado en el hospital provincial Arnaldo Milián de la ciudad.
El  pasado domingo, luego de un acto de repudio que incluyó mordidas a una de las damas de blanco, confirman la tendencia creciente de aplicar el miedo como “gas paralizante” dentro de la sociedad cubana.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), denunció un repunte en los arrestos a opositores desde  en enero, pasando por 492 al cierre de febrero, alcanzando los 610  en marzo. Abril parece mantener la nefasta tendencia, de acuerdo a los reportes parciales conocidos.
Estamos ante la variante directa de ejecución del gas paralizante llamado miedo, hay otras más encubiertas, destinadas a una mayoría silenciosa incapaz  de dar un paso adelante cuando se trata de reclamar sus derechos pisoteados todos los días.
Los cubanos carecen de conocimientos, incluso sobre las leyes del estado socialista, esas que justamente violan y contra tales violaciones es posible establecer demandas. Nada, les parece que existe un poder superior, por encima de cualquier ley, capaz de aplastarlos sin reclamo alguno.
Tal poder es real, aunque cada día son más los dispuestos a retarlo, aludiendo simplemente al ordenamiento legal vigente que debiera ser respetado. El Mito creado durante decenios por las autoridades actúa en calidad de gas paralizante, es el Miedo.
La contradicción es evidente cuando Granma publica declaraciones como la de Gladys Bejerano, Contralora General de la República, al concluir la citada inspección general al Ministerio de Comercio Interior: “Hay que participar más, ser disciplinados no impide a cada cual decir su opinión, siempre que esté en sintonía  con  la revolución.”
Sin embargo la gente no se fía, “palabras son palabras”, así dice  un trabajador  del citado ministerio -yo no quiero perder mi puesto de trabajo, poco o mucho, aquí  lucho lo mío:”
Es la otra cara del Miedo, muchas personas, generalmente violando la ley, consiguen ingresos diarios extras, calculan escapar a los inspectores o al menos congeniar con ellos repartiendo ganancias, saben que de ser considerados contestones, casi igual a disidentes, no habrá clemencia.
Es difícil retar al gas paralizante, vapor mental entronizado durante medio siglo en el cerebro de los cubanos, por otra parte, muchos coinciden con las recientes declaraciones de Martha Beatriz Roque, hechas al portal web Diario de Cuba esta semana: “Puede concluirse que la Seguridad del Estado no cambia sus viejos métodos con los nuevos tiempos en la era Obama."
La violencia directa, selectiva, tiene un aliado poderoso, masivo, El Miedo que paraliza los justos reclamos de la sociedad.
  
Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente.






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